Creo que alguna vez te he mencionado en Bloggy Mary una película que se llama “Working Girl” y que, como suele suceder, tiene una traducción en español algo raruna, “Armas de Mujer”. Pues bien, una de las protagonistas recordaba una frase de Cocó Chanel: “Viste vulgar y solo verán el vestido; viste elegante y solo verán a la mujer”.
Ahora más que nunca, con la comida, cena, brunch o cóctel de la empresa para celebrar la Navidad que está al caer, estas palabras adquieren su máximo significado.
Además de las claves que te di hace tres años sobre el Protocolo a seguir, me gustaría que reflexionáramos acerca de qué vestuario es el más apropiado para lucir en este tipo de eventos, siempre y cuando no se haya fijado un código previo o sea una fiesta de disfraces, que de todo hay.
Hay dos aspectos de la celebración que te darán pistas: la hora y el lugar. No es lo mismo que sea una comida, que un aperitivo, que una cena; al igual que tampoco si es en un restaurante de lujo o en el bar de la esquina al que vais siempre tras el trabajo.
La verdad es que, en este caso y en general, los hombres lo tenéis más fácil que nosotras. Las opciones pueden ir desde un vaquero y una camisa, a un traje de chaqueta, con las combinaciones que sean pertinentes.
En cuanto a las mujeres, la elección es mucho más variada y va desde un traje de cóctel a uno pantalón, pasando por otras variaciones.
La norma general, sea para un sexo o para el otro, es lucir el máximo de sentido común y de discreción. Y este último punto es importante. Si eres el centro de atención, que sea por tu inteligencia, por tu estilo, por tu carácter, y no por tu comportamiento y tu indumentaria.
En el caso que bajes a tomar un aperitivo al bar de la esquina, la ropa con la que vas habitualmente a trabajar sirve de sobra. Pero cuando la celebración es mayor, tu forma de vestir ha de adaptarse a las circunstancias. Te doy algunas claves:
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Por la noche, arréglate más. No obstante, ten en cuenta que no vas a salir con tus amigos, por mucho que alguno lo sea. Las circunstancias son distintas y tu vestimenta también ha de serlo. Eso sí, no estás en la entrega de un premio ni en una celebración de fin de año, así que olvídate de los vestidos de fiesta.
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Deja aparcados los superescotes, las mini minifaldas, los shorts y las transparencias atrevidas. Es mejor ser la más sofisticada que la más sexy. Recuerda el entorno y con quién estás. Desde luego, no es el mejor momento para ligar con el compañero de trabajo que te gusta.
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Tampoco vas a una reunión con un cliente. Busca un término medio y luce algo más desenfadada pero sin pasarte.
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Apuesta por lo seguro en tus combinaciones. El negro y el blanco bien mezclados, dan mucho juego, y más cuando se enriquecen con algo de color y con los complementos adecuados. En muchas ocasiones, estos son la clave para acertar.
- Lo de ir maquillada como una puerta, mejor déjalo para otro momento. Como sabes, por la noche, que sea más sofisticado pero sin exagerar.
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¿Falda, vestido, pantalón? ¿Zapato algo, medio o bajo? Como te sientas más cómoda. Si eliges falda o vestido, que su largo no sea inferior a un palmo por encima de la rodilla; si es pantalón, mejor que sea de tela a que sea vaquero. Para el calzado, piensa en lo habituada que estés a cada tipo de tacón, además de saber el tiempo que tendrás que estar de pie, si tendrás que andar o si, tras la cena, habrá algo de baile.
Por último, antes de terminar, quisiera recordarte las claves para disfrutar de la velada o de la comida sin que tu reputación laboral se resienta:
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Emborracharte no es una opción. Te amargas la fiesta tú y se la amargas a tus compañeros. Piensa, además, en la imagen antes ellos y ante tus jefes. Lo mejor es que, entre copa y copa, te tomes un buen vaso de agua o un refresco para controlar la ingesta de alcohol.
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Olvídate del coche. Puede que la empresa haya fletado un autocar o puede que no. Sea como sea, la mejor tasa para conducir es la cero, aunque la ley te permita algunas décimas. Lleva dinero para un taxi y déjate de temeridades.
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Tu jefe no es tu “más mejor” amigo. Familiaridades, las justas, que luego vienen las consecuencias.
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En el caso de que te quedes con ganas de seguir la juerga, coge el móvil y llama a tus amigos.
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No pierdas la compostura. Las corbatas alrededor de la cabeza y quedarse en camiseta pueden ser divertidos para los demás pero muy poco apropiados en el evento en el que te encuentras. No digo nada de las chicas pero lo digo todo…
Como ves, son unas ideas sencillas para que puedas disfrutar al máximo de la fiesta sin que eso te traiga consecuencias nefastas o, al día siguiente, quieras que la tierra te trague y ni te atrevas a mirar a la cara a tus compañeros cuando los vuelvas a ver.
¿Te ha ocurrido alguna vez algo así? ¿Qué otros consejos de vestuario añadirías? Espero tus comentarios. Comparte si te ha gustado y gracias
María Rubio
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Gracias por la información, muy interesante.