El lunes pasado se cumplieron dos meses desde la llegada al gobierno del Partido Popular, pero parece que la presentación de las diversas reformas que han afrontado, se acumula en este mes de febrero que, haciendo honor a su nombre, está siendo febril.
No es el objetivo de esta entrada valorar la idoneidad o no de las medidas tomadas, ni siquiera de hacer desde la perspectiva de la comunicación política, en la que hay verdaderos especialistas.
La finalidad es, más bien, reflexionar sobre cómo las diferentes sensibilidades políticas o laborales enfocan las nuevas normativas y sobre el lenguaje político que utilizan.
Me voy a centrar en la última que, por lo visto, es la que está ocasionando mayor revuelo si nos atenemos a las múltiples manifestaciones que tuvieron lugar el domingo 19 en contra de la reforma laboral.
Si digo que cada uno cuenta la película según sus intereses, no creo estar descubriendo nada , ya sabemos cómo funciona esto: al enemigo, ni agua. Pero no deja de ser interesante ver las diferentes “sensibilidades”.
No me meteré en cómo las enfocan los medios de comunicación, que ese es otro cantar, ni en mi propia opinión sobre ello, que no es relevante.
La rueda de prensa y el decreto ley
Pero vayamos al grano. El día 10 de febrero, la vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáinz de Santamaría, junto con la ministra de Empleo, Fátima Báñez, comparecieron en rueda de prensa tras el consejo de ministros.
Dieron a conocer los puntos fundamentales del decreto ley por el que se realizaba una controvertida reforma laboral que ya antes incluso de haberse aprobado, sin conocer su contenido, estaba generando opiniones encontradas.
Me parece algo curioso, aunque a estas alturas no me sorprende, que todavía sigamos vertiendo juicios de valor sobre temas que desconocemos.
Después de leerme las sesenta y cuatro páginas del decreto ley, podría haberme dado por suicidarme, pero no, me dio por ver lo que habían dicho de él los diferentes partidos políticos y agentes sociales, amén de la propia presentación de la vicepresidenta y de la ministra.
Empecemos por ellas.
Análisis del lenguaje político de Soraya Sáinz de Santamaría
Con la seguridad que le caracteriza, la señora Sainz de Santamaría, expuso lo benéfico de la ley que acababan de aprobar.
Aunque no hizo alusión exacta a un “palabro” que aparece en el decreto, “flexiseguridad” (de hecho, creo que no se ha mencionado nunca fuera del texto legal, por algo será), sí destaca en todo momento dos puntos que considera los más importantes: aunar la estabilidad y la flexibilidad en el empleo.
También subraya que la formación se convierte en un derecho del trabajador, durante toda su vida, y las facilidades para los autónomos.
Sin embargo, pasa de puntillas sobre los temas más polémicos, como el despido y las indemnizaciones.
Análisis del lenguaje político de Fátima Báñez
Por su parte, la ministra de empleo ahondó más en los contenidos de la reforma.
Empezó, como su compañera de gabinete, calificándola de histórica. A continuación, expuso someramente las razones que la han hecho necesaria.
El lenguaje utilizado intenta reafirmar la idea de la gravedad de la situación para que ésta justifique las medidas tomadas. Fátima Báñez usa palabras negativas de forma continua: menor competitividad, poca capacidad de adaptación, una capacidad para competir muy mermada,…
Por contra, en cuanto empieza a desgranar los principales puntos del decreto ley, el lenguaje es muy diferente: estabilidad, empleo de calidad, oportunidades, futuro, más empleo y mejor formación,… Desaparecen las negaciones y aparece el triunfalismo por lo bien que va a funcionar la ley, aunque englobada dentro del resto de las medidas que está tomando el gobierno.
Una frase que me ha llamado especialmente la atención es
“El trabajador, además, podrá formarse en la propia empresa, y ésta es una novedad de la reforma que plantea el Gobierno. Así introduciremos lo que ya hay en Alemania de la formación dual”.
Es lo que en español de toda la vida se ha llamado aprendiz y lo han vivido nuestros padres y abuelos no hace mucho tiempo. ¿A qué viene entonces la alusión alemana? ¿Será porque parece que todo lo que viene de allí es bueno ya que están saliendo de la crisis mejor que nosotros? Parece que volvemos a lo de “vente a Alemania, Pepe”.
El estudiado lenguaje político del discurso
Son muchas las formas de justificar las medidas tomadas y el lenguaje utilizado está muy estudiado, incluso su colocación en el discurso.
La ministra no soslayó las medidas más impopulares. Digamos que las adornó y situó de tal forma que pasaban más desapercibidas:
“vamos a hacer posible que esa flexibilidad pueda llegar a la modificación de las funciones de los empleados dentro de la empresa; se facilita la modificación de jornada, de trabajo, de horario y de salarios con idea de que juntos, trabajadores y empresarios, con esa flexibilidad superen juntos la crisis y no haya más despidos”.
Y más adelante:
“La reducción de la dualidad del mercado de trabajo es hacer también la contratación indefinida más atractiva. A partir de esta reforma, el contrato indefinido tendrá una indemnización de 33 días por año trabajado y un máximo de veinticuatro mensualidades; el contrato procedente, como ustedes conocen, será de veinte días y doce mensualidades, y se respetarán, sin duda, los derechos adquiridos de todos los trabajadores”.
Os he señalado las palabras que hacen que nos traguemos la píldora con mayor facilidad.
Vamos ahora con el resto de agentes sociales.
Las opiniones del resto de agentes sociales
Las posturas del resto de los partidos políticos que conforman el Parlamento son bastante conocidas por vosotros. Sin embargo, no puedo resistir la tentación de incluiros este vídeo del programa de igual nombre de RTVE.
Dura media hora pero, la verdad, no se hace nada de largo si uno se fija no solo en lo que dicen sino también en cómo lo hacen: repiten lo mismo de forma diferente durante todo el tiempo e intentan, aunque la presentadora lo trata de impedir, hacer una especie de mitin pero sin, en realidad, aportar argumentos de verdadero interés que generen un diálogo y no una confrontación de posturas políticas.
Antes de terminar, quisiera resaltar dos puntos importantes sobre cómo estoy viendo la comunicación del partido en el gobierno.
El primero es una sensación. Parece como si los populares estuvieran tomando muchas medidas para sacar a España de la crisis y, además, en muy poco tiempo. Si lo comparamos con el gobierno socialista, este parecía que no estaba haciendo gran cosa y que lo poco que hacía era porque se le obligaba desde Europa.
No creo que esta impresión sea totalmente correcta. Sin entrar en valoraciones sobre si es verdad o no, sí que considero que la comunicación que hace el partido conservador es mucho mejor que la de su oponente principal, y no solo ahora.
Eso por una parte, por otra y ya centrándonos en estas reformas que se están promoviendo, las reacciones son muy significativas.
La intervención de la patronal
La patronal, de repente, se siente la dueña de la situación, o da esa idea, y deja caer barbaridades como la de un directivo de la CEOE que propone que los parados dejen de cobrar el subsidio si rechazan un trabajo aunque esté en la otra punta del mundo… de hecho menciona Laponia.
Ese triunfalismo va en detrimento de la comunicación moderada que intentan lanzar los populares y da argumentos muy buenos a los sindicatos que están mostrándose, hasta el momento, bastante prudentes, con críticas a partes de la reforma pero no a la totalidad. Veremos si saben aprovecharlo.
A ti, ¿qué te parece? ¿Qué destacarías sobre cómo están llevando la comunicación los diferentes partidos políticos y agentes sociales? Qué piensas sobre el lenguaje político que utilizan para «justificar» sus decisiones.
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