Estos días, con un resfriado de aúpa y totalmente afónica, me he dedicado a dar vueltas al tema de la Comunicación, ya que a mí me resultaba tan difícil poderlo hacer en ese momento; ¡¡yo, muda!! Como te imaginarás, ha sido una tortura.

Con esta entrada de Bloggy Mary, creo que voy a ir en contra de todo lo que los gurús y los que no lo son sugieren, con todo lo que los especialistas en búsqueda de trabajo y de clientes aconsejan, pero es que no estoy de acuerdo con dicha recomendación.

grito contra los gurús

Vivimos en una época en la que se nos invita, por activa y por pasiva, a especializarnos. Dividimos cada cosa en múltiples partes. Así, en Comunicación, tenemos la online y la tradicional, la 1.0 y la 2.0, la verbal y la no verbal, la escrita y la audiovisual, la interna y la externa, la de crisis y la del día a día, la política, la económica, la de pymes y la de startups,… Y podría seguir hasta casi completar el espacio disponible, mas ya te habrás hecho una idea.

Uno de los puntos de mi reflexión fue darme perfecta cuenta de que no hay Comunicación no verbal si no existe la verbal, aunque el caso contrario podría más o menos darse (pensemos en la radio). Lo mismo se aplicaría al resto de posibilidades.

Tengo una amiga, Gema, que es profesora de Archivística y Documentación e imparte clases a chicos de entre 19 y 25 años. Me comentaba que no sabemos relacionar. Ponía un ejemplo muy gráfico. En el colegio y en el instituto, damos (o al menos dábamos) historia, literatura, lengua, ciencias, arte, filosofía,… Si estamos tratando sobre el siglo XIX en todas estas asignaturas, deberíamos tener una visión muy amplia y profunda de qué estaba ocurriendo hace dos centurias. Pues ellos lo perciben como temas independientes, como árboles, arbustos, ardillas, insectos, sin darse cuenta de que forman parte de un ecosistema mayor, el del bosque, el del siglo XIX.

el árbol nos impide ver el bosque

Mi amiga, como la excelente profesora que es, decidió cambiar las reglas. Primero les pide que hagan un trabajo, da igual que sea en grupo o individual, lo deja a su elección, y luego les explica el tema. De esta forma, consigue que empiecen a relacionar. Al principio, los alumnos se sienten desconcertados, no saben qué hacer. Luego aprenden, y no solo de su asignatura.

Imagínate qué sería de los comunicadores y de los periodistas si no supiéramos hacerlo, si no viéramos las conexiones entre unos hechos y otros, si no tuviéramos en cuenta los antecedentes y las posibles consecuencias. Pues es algo que no se enseña. Como tampoco tenemos ninguna asignatura, que sí existe en Estados Unidos, que sea de retórica, de aprender a hablar con argumentos.

Cuando estaba en el colegio, un magnífico profesor de Matemáticas y Ciencias que tuve desde sexto hasta octavo, D. Manuel, cada vez que entraba en el aula, escribía en la pizarra solo una palabra, en grande, en mayúsculas y subrayada: RAZONEMOS. Si el ejercicio no estaba bien pero el desarrollo era correcto, lo daba por válido. Además, nos descontaba puntos por las faltas de ortografía porque, argumentaba, hay que saber expresarse también en ciencias y no solo en letras.

Es decir, relacionar y razonar (pura retórica) se convierten en dos pilares básicos a la hora de saber comunicar. Algo de lo que adolecen muchas personas en este país; tenemos ejemplos de ello a diario. Y es imposible relacionar si solo nos especializamos en algo concreto, en una pequeña parte del todo.relacionar razonar y comunicarVayamos más allá. Suponte que estoy especializada en Comunicación 2.0 y por determinadas necesidades, he de confeccionar un dossier que he de entregar a los periodistas asistentes a una rueda de prensa que el cliente me ha solicitado. Es decir, de repente me encuentro con que he de preparar dos elementos que son 1.0. Si solo sé sobre cómo comunicar en redes sociales e Internet, puedo encontrarme en un apuro importante.

Por supuesto, es un ejemplo límite, que es en el que mejor se ven los resultados.

No estoy diciendo que no tengamos puntos fuertes, partes en las que destaquemos sobre los demás y que, claro está, hemos de potenciar. Lo que quiero transmitirte es que no podemos quedarnos solo en ellas y más cuando, en Comunicación, hemos de prestar servicio a clientes que, en su mayoría, son pymes, esto es, que no pueden disponer de un departamento compuesto por cinco especialistas en diferentes áreas. Y más cuando la Comunicación es algo vivo, algo que no sabemos qué nos va a requerir en un momento dado.

Si me sigues de forma habitual, sabrás que, para mí, Comunicación es un todo, un ecosistema en el que cada elemento cumple su papel para que funcione a la perfección. Cuando solo nos centramos en un aspecto y olvidamos el resto, descuidamos el desarrollo de cuestiones importantes. Es como si nos fijáramos solo en el cómo y nos olvidáramos del qué, igual que si protegiéramos una especie de árbol y obviáramos el resto.

Seguramente estas reflexiones sean fruto de mi febril cabeza y sean fácilmente rebatibles. Te invito, por favor, a que lo hagas, a que las rebatas o apoyes, y a que lo compartas, porque el diálogo es importante en la Comunicación y me gustaría leer lo que opinas al respecto. Gracias.

María Rubio