¿Sabes la enorme cantidad de información que podemos dar de nosotros mismos en una comida de negocios? Cada vez más, los networkings o, en castellano de toda la vida, el hacer contactos, se enmarcan dentro de algún tipo de ágape, a parte, claro está, de los que tienes en la empresa, si trabajas por cuenta ajena.
Otra pregunta más, ¿sabes que en las comidas de negocios la tasa de éxito es de casi un 50%? Imagina pues su importancia y más si eres, como yo, freelance o autónomo. De la imagen que des en ellas, dependerá que consigas tus objetivos.
En España y en Latinoamérica (no así en Estados Unidos), los negocios se tratan tras los postres. La comida sirve para conocer al otro. Tampoco es necesario contar nuestra vida. Podemos hablar de lo que hacemos, de nuestra empresa, de la del cliente,… De lo que queramos menos de religión y de política; tenemos que sentirnos cómodos, no de iniciar contraproducentes discusiones. Porque, en definitiva, con nuestra conversación y nuestra actitud, damos más datos que si estuviéramos haciendo una entrevista de trabajo, aunque, en cierto sentido, lo es: nuestro comportamiento nos define.
Se dan dos situaciones: que tengas que organizar el evento tú o bien que seas el o uno de los invitados. En cualquier caso, la educación, la naturalidad y el sentido común son tus mejores armas. Sin embargo, siempre vienen bien unas pequeñas indicaciones.
Se considera una absoluta falta de respeto la impuntualidad, a menos que exista una razón de peso que lo justifique y que se haya avisado con suficiente antelación del contratiempo. Si te toca el papel de anfitrión, no hay escusa; has de llegar al lugar donde se vaya a celebrar la comida una media hora antes (dependiendo del evento, puede ser más) para confirmar que todo está en orden, dar los últimos toques, hacer un repaso general y recibir a los invitados.
Lo normal es que no aparezcan al mismo tiempo. Es por ello que se suele ofrecer un aperitivo, en muchos casos de pie, para esperar a que estén todos. Se trata de un momento idóneo para conocer a nuestros compañeros de comida y hacer las primeras presentaciones, con entrega de tarjetas incluida.
Suelo ser partidaria de aprovechar antes de que se sirva la comida para repartir mi tarjeta de visita. ¿Por qué? Porque la pueden tener delante para recordar mi nombre, porque así ya llevo la mitad de la presentación hecha y porque puede dar lugar a romper el hielo para las primeras conversaciones.
Es la hora de sentarse en la mesa. Lo normal es que el anfitrión se haya asegurado de que cada uno de los invitados sepa el lugar donde ha de colocarse. Ahora bien, puede ocurrir que, al tratarse, por ejemplo, de un networking, no haya un sitio reservado o que se haya hecho un sorteo previo. Sin ir más lejos, en “Eats and Twitts”, según entras, escoges un papelito de una vasija que te indica qué mesa te ha correspondido y, una vez en ella, el lugar que ocupas es libre.
Si no conoces a tus compañeros, es el momento de las presentaciones y del reparto de tarjetas, como ya he dicho. ¿Forma de saludar? Pues suelo dejar que la otra persona decida pues es algo que también me da pistas sobre su forma de ser. Es posible que tengas que ser tú la o el que tengas que dar el primer paso. Deja que tu intuición te guíe, al fin y al cabo, la dicta la experiencia. Recuerda: naturalidad.
Aunque sabes perfectamente cómo ha de ser tu comportamiento en la mesa, no viene mal un pequeño repaso a las normas de urbanidad mínimas y tienes algunas más en este artículo de Fernando Fernández (@Kor_Sario):
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Cuando el menú no está cerrado, guíate por lo que pida el anfitrión. Pero si este te deja a ti la elección, como suele ser normal, el término medio es lo mejor. No te extralimites ni en el precio de lo que pidas, ni en las cantidades.
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Elige platos fáciles de comer, que no te supongan un esfuerzo. La conversación es lo más importante, tenlo presente.
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Para elegir bebida, debes tener en cuenta que si nadie bebe alcohol, tú tampoco deberías hacerlo. Como anfitrión, das a tu invitado la opción de ser él quien elija. Si quiere vino, debes acompañarle aunque no te apetezca. No es necesario que te lo bebas pero sí que la otra persona se sienta cómoda. ¡Ah! Cuidado con extralimitarse porque te puede arruinar la imagen y, por lo tanto, el negocio.
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Los cubiertos se utilizan de fuera hacia dentro y, atención, no gesticules con ellos en la mano, algo bastante habitual. El pan que te corresponde es el de tu izquierda.
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Tema servilleta. No se coloca sobre las piernas hasta que todos los comensales estén sentados. Si has de levantarte, se pone en la silla. Y al terminar de comer, se coloca, sin doblar, en tu lado izquierdo.
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Se empieza a comer cuando todo el mundo está servido y el anfitrión es el primero que debe comenzar. En el resto de platos, no es necesario esperar a que este lo haga pero sí a que todos los comensales tengan su comida en la mesa.
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Se ve descortés levantarse durante la comida a fumar, al baño o a atender una llamada del móvil, a menos que sea algo muy urgente. Puedes revisar, a este respecto, lo que comenté en otro post de Bloggy Mary.
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A la hora de abonar la factura, evita las discusiones. Regla: el que invita, paga. Si lo haces tras la comida, debes descartar el efectivo. Tienes tres opciones: usas la tarjeta, le pides al encargado (si eres un cliente habitual) que te la mande a la empresa o te esperas a que se vayan los invitados y haces el abono.
Tras los postres, llega la sobremesa y, con ella, el momento de tratar el negocio o de buscar sinergias con tus compañeros de mesa. También puedes levantarte a otras mesas para conocer a personas de tu interés y hacer contactos.Así pues, no es buena idea salir corriendo cuando acaba el ágape pero tampoco alargar la sobremesa en exceso; será el anfitrión el que decida el final de la comida. Si aún no te ha dado tiempo de cerrar el negocio, aprovecha para fijar una fecha de reunión con tu interlocutor.
Como ves, son unas reglas sencillas, que todos conocemos, y que nos pueden ayudar a dar la imagen perfecta para conseguir nuestros objetivos. No olvides disfrutar también de la comida y hacer sentir cómodos al resto de comensales. Escucha mucho, no interrumpas, haz sentir importante a la otra persona y todo irá sobre ruedas.
¿Se te ocurre alguna otra recomendación? Ya sabes que me interesa mucho lo que opinas.
Un post fantástico aunque el comentario sobre el “Eats and Twitts” necesita aclaración,ahora,en este evento en concreto el verdadero networking se realiza antes y después de la comida,no durante ella,pues en muchas ocasiones los acompañantes que te tocan por sorteo nada tienen que ofrecerte y por tanto durante la comida es un tiempo perdido.Se necesitan eventos mas estudiados para que el evento nos de un buen netwoking y este que nombras no lo es.Saludos
Muchas gracias, Goyo. La mención a Eats&Twitts era un ejemplo de las muchas posibilidades que existen a la hora de asignar mesas. De todas formas y por protocolo, el networking es al principio y al final de la comida.
Muchas veces (a mí me ha ocurrido) te sientas con personas que, a priori, no te ofrecen nada pero te llevas sorpresas interesantes cuando empiezas a hablar. Te puedes encontrar con que ellos no, pero que conocen a alguien que, a su vez, conoce a alguien… Y al final, te encuentras cerrando una reunión con un tercero.
Por supuesto, siempre hay formas de mejorar las cosas, aunque también de aprovecharlas tal y como están, a pesar de sus fallos.
Como siempre, una aportación estupenda. Mil gracias y un gran abrazo.
Reblogged this on Protocolo y eventos.
Gracias a ti
María, genial post. Y tras leerlo he pensado que no me vendría mal hacerme un postgrado en Protocolo. Hay tanto por aprender…
Mucho, la verdad. No puede ser más cierta la frase: solo sé que no sé nada, cada día lo tengo más claro. Gracias por tu comentario, Arantxa, y buen finde.
No al móvil y fumar.Esta muy este post
Hola, Concha. El móvil está bien dentro de su contexto y fumar, mientras no sea una molestia para los demás, es problema de quien lo hace. De lo que se trata es de respetarnos todos. Gracias por tu comentario y buen fin de semana.