Lo sabes. Lo he dicho, escrito y confirmado por activa y por pasiva en varias ocasiones. Cuando conocí Twitter, fue un flechazo. “¡Dónde has estado toda mi vida!”, exclamé. Como periodista, me pareció una espectacular fuente de información y de conocimiento.
Con el tiempo y la convivencia, he ido profundizando en la relación y ya he visto los defectos que el enamoramiento me impedía apreciar: noticias erróneas, infoxicación, algún infiltrado, personajes de cuentos de terror, como los trols. Pero sigo fiel a él.
Desde luego, este encuentro cambió mi vida pero también la de mis compañeros de profesión, comunicadores y periodistas, aunque me centraré en estos últimos. Al principio, tomaron la llegada de las redes sociales con el recelo lógico que da lo desconocido. Por suerte, las opiniones han evolucionado y ahora forman parte de sus rutinas diarias laborales.
Recuerdo, cuando estudiaba la carrera, que hablábamos del emisor, el receptor, el mensaje, el canal, el contexto,… Era un esquema lineal de comunicación donde el primer elemento, nosotros, los emisores, éramos los activos, lo que lanzábamos la noticia. A los que llegaba, solo podían responder por las vías que les indicábamos, cartas al director, llamadas y poco más: un elemento más bien pasivo. También decidíamos el canal, el contexto e incluso el lenguaje adecuado.
Y ahora, casi de repente, hemos perdido el poder. Los receptores son también los emisores y viceversa, el canal puede ser cualquiera e incluso varios al tiempo, el mensaje que se lanza se va enriqueciendo por el camino, etc.
Estos días he estado leyendo una tesis doctoral muy interesante y documentada de Eva Herrero Curiel que, aunque la he conocido ahora, es de junio del año pasado. Se titula “Periodistas y redes sociales en España: del 11M al 15M”.
En la tesis Eva reflexiona sobre todos estos temas y ha venido a confirmar una serie de percepciones que yo tenía acerca del uso que hacemos los periodistas de las redes, gracias a una encuesta que incluye en este trabajo.
De entrada, nos encontramos con que hay un nuevo orden mediático. Se caracteriza porque la identidad del medio ya no está en el formato sino en el estilo y la marca que lo precede, por la incertidumbre a la hora de su financiación, por tener un receptor mucho más activo -como hemos visto- y dispuesto a interactuar, por la necesidad de adaptarse a los nuevos dispositivos móviles y por la convivencia generacional.
Este último punto es el que más me ha llamado la atención. Por lo visto y estoy de acuerdo, la excelencia se consigue a través de que los redactores más veteranos y los más noveles trabajen juntos en las redacciones para dar un valor añadido a la información.
Pues me temo que poco hay de eso en la actualidad, donde los grupos mediáticos han jubilado, despedido y olvidado a los grandes periodistas con amplia experiencia porque sus sueldos son más altos (sus compensaciones también) y aprovechando los ERE. Las nuevas incorporaciones, chicos y chicas recién salidos de las facultades y escuelas, sin referentes en su puesto de trabajo y asumiendo las labores que hacían sus mayores pero sin sus conocimientos, son los que nutren las redacciones. Así nos va.
Y hablando de las empresas, nos encontramos con que se están moviendo en los medios sociales a base de ensayo / error, sin tener un objetivo claro. Es cierto que, como ya he comentado con anterioridad en Bloggy Mary, es difícil encontrar el camino de la supervivencia entre tanto maremagnum y a ciegas. Sin embargo, tal vez y solo tal vez, no lo estarían tanto si en vez de entrar en redes como un elefante en una cristalería, lo hubieran hecho siguiendo un plan que se derivara de una meta previa.
Ahora están empezando a crear manuales de uso. En general, separan la utilización de las redes por parte del periodista como integrante del medio y como particular, algo lógico, y debe quedar claro en el perfil que abran o tengan. Eso no quita que, como usuarios privados, puedan subir una noticia de su medio, pero siempre después que este y evitando dar exclusivas. Te dejo el manual de EFE para que te hagas una idea:
En cuanto a los profesionales, estamos de acuerdo: nuestra favorita es Twitter por encima de Facebook. Nos proporciona, según los encuestados, inmediatez, pluralidad, libertad e información. También nos sirve para buscar nuevas ideas, contactar con fuentes y relacionarnos con los usuarios.
Sin embargo, no nos ofrece mucha credibilidad ni profundidad. Ambas apreciaciones son normales. Las noticias que dan las fuentes, provengan de donde provengan, hay que confirmarlas y en 140 caracteres tampoco puede darse mucho análisis, aunque nos lleven a entradas de un blog o a otras informaciones.
¿Para qué crees que utilizamos los periodistas las redes sociales? Pues, según la tesis y por este orden, para difundir información propia o de compañeros, para conocer la opinión de los usuarios (incluso tratar temas en los que hayan mostrado su interés), para detectar nuevos contenidos “noticiables”, para buscar noticias y para contactar con fuentes; como ves, todo en sintonía con lo que hemos visto.
Te hago una pregunta más: ¿piensas que varía el uso de las redes según el medio en el que estamos?
La dejo ahí mientras te cuento que la utilización de las redes en el trabajo del periodista es intensiva en más de la mitad de los encuestados y, de forma profesional, en mayor o menor medida, las emplean un 90% de ellos. Los que las manejan como particulares, en un 16% de los casos, lo hacen para mejorar su marca personal y, en el mismo porcentaje, para gestionar su agenda de contactos. Es decir, como siempre, según el objetivo que persigas, así debes actuar.
Por último, voy a responderte a la pregunta que dejamos en el aire hace dos párrafos: sí, hay algunas diferencias en el uso de las redes según el medio. La más significativa es que las agencias de noticias las utilizan un 25% menos que los gabinetes de prensa, que los periódicos (22 puntos menos), las televisiones (20 puntos menos), y las revistas y la radio (8 puntos menos cada una). Es lógico viendo todo lo anterior, ¿no te parece?
La tesis da para mucho más; te recomiendo que la leas con calma para sacarle todo el jugo. Además, ofrece una serie de líneas futuras de investigación que puedes asumir si te sientes con ganas.
Tras leer esta entrada, ¿cuál crees que es la función del periodista? ¿Piensas que debería estar aún más implicado en las redes sociales? ¿Cómo debería actuar en ellas?
Gracias, como siempre, por compartir.
María Rubio
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