El hombre puede ser el peor depredador para su propia especie y, al tiempo, ser su mayor defensor. Somos capaces de lo más destructivo y de lo más solidario. Por fortuna, lo malo lleva a lo bueno pero lo bueno no lleva a lo malo.
Ambos lados de la moneda lo tenemos ahora, otra vez, en lo ocurrido con #CharlieHebdo. Ya pasó el 11S, el 11M y tantas otras fechas que coronan las historias más terroríficas del ser humano.
Es curioso cómo intentamos razonar los destrozos de nuestros congéneres: mala inserción de la comunidad árabe en Francia, el paro, las dificultades de supervivencia, el poder de Internet y de las redes sociales para alimentar el odio y el fanatismo,… Sin embargo y desde mi modesto punto de vista, si estas justificaciones fueran ciertas, todos, en mayor o menor medida, acabaríamos poniendo bombas o participando en estos ataques de guerrilla. La desesperación hace que se salten vallas y se traspasen fronteras, no que se maten personas.
Creo, desde lo más hondo de mi corazón, que estos seres ya tenían las tendencias asesinas antes de que el paro, la situación o los extremismos entraran en sus vidas. Estos solo son formas de evitar la cruda realidad: son bestias carentes de piedad y de una mínima humanidad en sus carnes. Puede que haya algo genético en todo esto, pues parece que van a pares: los hermanos del atentado de Boston y ahora los hermanos del de París. No hay justificación posible a la barbarie ni al asesinato.
En realidad, el miércoles quería haber analizado el informe de la APM sobre la situación de los periodistas en España. Y me encontré con la caza al informador en todas partes, a la puerta de nuestras casas. Llevo dos días intentando encontrar palabras que no reflejen odio, sino discernimiento, el justo para saber diferenciar a las personas que profesan la religión musulmana de aquellos que solo la utilizan como excusa para acciones virulentas, injustificables en su propia definición.
Por suerte, tengo y he tenido amigos de diferentes ideologías y creencias. Amigos árabes y judíos, otros que son Testigos de Jehová y escépticos, de diversas nacionalidades y orígenes, todos ellos buena gente, con los que se puede dialogar y hasta discutir de lo divino y de lo humano.
Vivimos en un país que, para ser hoy lo que es, ha tenido que pasar por diferentes épocas, con dominaciones romanas y árabes, con convivencias pacíficas entre religiones, con invasiones bárbaras, fenicias y griegas, entre otros muchos pueblos que se asentaron de alguna forma en nuestro territorio. ¿Quién nos dice que tú o yo no tenemos un antepasado árabe o judío, o incluso de ambos? Somos los primeros que debemos hacer callar al odio, al fanatismo, a la revancha y al sinsentido.
De ahí la importancia de comunicar bien (y aquí vuelvo un poco a la temática de Bloggy Mary). Un lado afecta a la comunidad musulmana que vive en occidente y el otro a lo que está ocurriendo en París y en Dammartin-en-Goële, donde están atrincherados los asesinos.
Respecto al primer punto, es vital que las autoridades fortalezcan los lazos con la comunidad árabe en los diferentes países, personas que, como tú y como yo, solo quieren vivir tranquilas, criar a sus hijos y ser felices. Por otro, los dirigentes de esta comunidad han de ofrecer el máximo rechazo y excluir a los fanáticos asesinos. Recuerda que los primeros que sufren las consecuencias de la barbarie son ellos.
La comunicación en ambos sentidos está siendo ejemplar. Hay manifestaciones de repulsa como la concentración que se va a celebrar el próximo domingo, a las 13:00 horas, en la Plaza de Atocha, de Madrid, un lugar cargado de simbología. La organiza la Fundación Cultura Árabe (Funca) y la apoyan, por lo visto, más de 50 mezquitas, asociaciones y jóvenes de toda España. También, en el sermón de hoy en todas las mezquitas, se ha condenado de forma contundente esta muestra de barbarie humana.
En un segundo término, está la comunicación sobre los hechos y cómo se van desarrollando. La sociedad tiene derecho a ser informada pero es necesario que haya un equilibrio que los medios y periodistas hemos de entender. Hay aspectos que no pueden salir a la luz, por el momento, porque pueden poner en peligro las operaciones de rescate de los rehenes que se están llevando a cabo, y así debemos entenderlo, aunque sea difícil discernir lo noticiable de lo arriesgado porque, con Internet en la mano, a través del móvil, pueden estar viendo y oyendo lo que se transmite sobre ellos.
Hay un punto más a comentar y es la psicosis que se está levantando en todo occidente. Muchos desgraciados, por no darles otro nombre menos publicable, aprovechan las circunstancias para hacer bromitas de dudosa gracia o bien para sembrar un poco más el pánico dejando paquetes sospechosos en cualquier esquina. También hay otros que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, deciden pedir la pena de muerte o que se mida a los musulmanes por el mismo rasero, como la extremista Anne Marie Lepen. Siempre he creído que los extremos se tocan: ella misma.
Es inevitable que informar sobre hechos tan horribles lleve a algunos congéneres a la crueldad. Sin embargo, también desencadenan una enorme reacción solidaria donde los competidores pasan a ser amigos. The Guardian y Google, por ejemplo, van a financiar a Charlie Hebdo para que no desaparezca. Los supervivientes lanzarán un número especial que tendrá una tirada de un millón de ejemplares, cuando lo normal para ellos son 50.000 y lo harán desde la sede de otro diario, Libération; la recaudación irá a las familias de los fallecidos. Gracias a estas muestras y a otras muchas sobrevivimos como especie.
Este ha sido un artículo especial en Bloggy Mary, fuera de la temática habitual, con el que quiero aportar mi granito de arena, aunque sea minúsculo, a la lucha contra los asesinos, que no árabes ni musulmanes, solo unas bestias que poco o nada tienen de humanos. Y, claro está, a favor de la libertad de expresión, que siempre es la primera en ser atacada: por algo será.
A pesar de lo ocurrido en la historia, a pesar de las Cruzadas y del Holocausto, a pesar de dos guerras mundiales y otras muchas que abarcan a importantes poblaciones, seguimos sin aprender y haciéndonos daño entre nosotros. ¿Con qué objetivo? Pregúntaselo a ellos, yo lo desconozco y, por supuesto, lo repudio.
Gracias por comentar y por compartir.
María Rubio
Actualización:
Cierro este artículo mientras las fuerzas de seguridad francesas han abatido a los dos terroristas responsables de la masacre de Charlie Hebdo y han conseguido liberar al rehén que tenían sano y salvo. También han entrado en el supermercado judío, aunque no se sabe todavía cuál ha sido el desenlace, parece que también ha muerto el otro asesino y se ha llevado por delante a cuatro rehenes inocentes… Me gustaría saber, a medio y largo plazo, qué creen que han conseguido con sacrificar sus vidas, aparte de que unos periodistas se conviertan en mártires de la libertad de expresión y que prácticamente el mundo entero se solidarice en su contra, excepto sus semejantes, tan asesinos como ellos.
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