Marca España, Marca España, Marca España,… A todos los políticos se les llena la boca con estas dos palabras. Sin embargo, a la hora de la verdad, no entra siquiera en los presupuestos o lo hace con cero euros de gasto. Además, cuando la mencionan, lo usual es que se refieran al exterior de nuestras fronteras para fomentar el turismo, por ejemplo.

Sin embargo, en este punto, pasa como en cualquier empresa: los mejores embajadores de una marca son los trabajadores y, aquí, los habitantes de este maravilloso país.

El idioma español es Marca España

No aprendemos. Los primeros que maltratamos España somos los españoles. Tenemos una cultura y un patrimonio monumental, cultural y natural espectaculares. ¿Sabías que un territorio como Jaén, por el que la mayoría pasamos para ir a Andalucía, tiene la mayor extensión de espacios protegidos de Europa y ocupa la tercera posición mundial en número de castillos? De hecho, hay una ruta muy interesante, por si te apetece hacerla ahora que llegan las vacaciones. Y como en esta provincia pasa con prácticamente todas.

En las cuestiones idiomáticas ocurre otro tanto. No voy a entrar en polémicas políticas en torno a las otras lenguas nacionales, que forman parte de nuestra riquísima cultura: me parecen absurdas, fuera de lugar. Para mí, lo ideal sería que TODOS los españoles domináramos TODAS las lenguas de nuestro país, que fuéramos cuatrilingües en ellas. ¿No te parecería genial? Y si incorporamos el portugués, miel sobre hojuelas. ¡Qué enorme riqueza y qué facilidad adquiriríamos para aprender más idiomas! Y cuántos quebraderos de cabeza nos quitaríamos de encima.

FíjaHablar idiomas desde la infanciate como sería esta posibilidad. Hace ya bastantes años, teníamos unos amigos judíos que hicieron su diáspora particular; empezaron en Israel, pasaron por Egipto, se afincaron durante un tiempo en España (en Málaga, donde les conocimos) y terminaron en Canadá (Quebec). El nieto de la mujer que era amiga de mi familia tenía 7 años cuando vino por primera vez a Madrid. Era trilingüe en inglés y francés, por residencia, y en hebreo por su cultura. Además, sabía un perfecto árabe. Estuvo un mes aquí. Llegó sin conocer el idioma y, cuando se fue, no solo parecía tan español como yo sino que, encima, nos ganaba a las cartas. Es lo que tiene aprender desde la cuna.

No obstante, como la opción de ser cuatrilingüe se me asemeja muy muy lejana (diría más bien que es quimérica), voy a centrarme en parte de esa riqueza que tiene a su disposición la Marca España, dentro y fuera de nuestras fronteras: el español.

El Instituto Cervantes, nuestro embajador lingüístico y cultural, ha dado a conocer su informe sobre 2014 titulado “El español: una lengua viva”. Y añadiría, dinámica y en crecimiento. Según lo estaba leyendo, me he sentido muy orgullosa de hablarlo, de que sea mi lengua materna y de haber tenido el privilegio de nacer aquí y no en cualquier otro país.

Resulta que tú y yo formamos parte de una familia de 470 millones de personas, que si sumamos a los hablantes de competencia limitada y a los estudiantes de español como lengua extranjera, llegamos a ser 548 millones. O incluso más porque las cifras de estudiantes pueden ser incluso un 25% superiores a las registradas.

Por lengua materna, solo estamos detrás del chino mandarín, que tiene mil millones de hablantes. Pero es que, encima, seguimos creciendo, mientras que el idioma mencionado y el inglés no lo hacen en tanta proporción o incluso están disminuyendo.

Si te queda alguna duda sobre ello, piensa que Estados Unidos, en 2050, será el primer país hispanohablante del mundo; uno de cada tres norteamericanos hablarán español.

Pero también hablamos el segundo idioma en comunicación internacional, tras el inglés. Y esto, económicamente hablando, es bestial: el 9,2% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial se debe a la contribución hecha por nosotros. Es más, “compartir el español aumenta el comercio bilateral en cerca de un 290% y compartir el inglés en un 240%”.

Como señala el informe del Instituto Cervantes, el español es un idioma homogéneo, geográficamente compacto (la mayoría de los países que lo hablan son limítrofes), con un índice de comunicatividad muy alto, tiene carácter oficial y vehicular en 21 países, está en expansión según veíamos y es lengua de una cultura internacional. Ahí queda eso.

Se habla español

En el caso de que aún tengas alguna duda sobre el potencial tan enorme que tiene el español para hacer Marca, tanto empresarial como de país, resulta que ocupamos el segundo puesto en el mundo como lengua más utilizada, atención, en Twitter (cerquita del inglés) y en Facebook, y la tercera en la red, detrás del inglés y del chino. Pero como este último solo lo suelen hablar los nativos, resulta que, en realidad, ocupamos el segundo lugar. Y si nos referimos al inglés, nosotros, en once años (de 2000 a 2011) hemos crecido como lengua un 807,4%, mientras que ellos lo han hecho en un 301,4%.

Lo único que oscurece estas cifras es la parte científica, donde tenemos un lugar apenas perceptible en el ámbito internacional… el mismo que en el nacional, claro. Cuidado porque eso no significa que tengamos falta de grandes científicos, al contrario, creo que los tenemos y muy buenos, pero o se van fuera, con la nefasta política que tenemos actualmente, o publican en inglés, el idioma de la ciencia al menos por el momento.

Puede que me deje llevar por la emoción. En realidad, lo hago de forma consciente. Y es porque creo que los primeros que deberíamos sentirnos orgullosos de lo que tenemos somos nosotros. ¿Has escuchado a algún estadounidense, a algún francés, a algún inglés, a algún alemán, a algún portugués, a algún italiano, a algún argentino, ruso, japonés,… que hable tan mal de su país como lo hacemos nosotros del nuestro? ¿Acaso piensas, de verdad, que son mejores que nosotros, que viven en territorios donde tienen más por lo que enorgullecerse? De corazón, creo que no, ¿y tú?

Banderas del mundo

Así pues, desde Bloggy Mary, quiero hacer un pequeño llamamiento, un granito de arena, para que empecemos a ver lo bueno que tiene España, sin olvidar lo malo, por supuesto, pero que, a mi parecer, es muchísimo menos destacado que lo positivo. Da la sensación de que agrandamos, hasta niveles superlativos, los defectos y nos olvidamos de las virtudes. Por eso es tan aconsejable pasar al menos una temporada fuera de nuestras fronteras. Cuando eso ocurre, las percepciones cambian totalmente y nos damos cuenta de lo que de verdad somos y de todo de lo que podemos presumir.

Empecemos a hacer Marca España, a ser nuestros mejores embajadores dentro y fuera de nuestras fronteras porque, como dependamos de los políticos, se ha visto, al menos de momento, que poco podemos avanzar. Y empieza por el idioma español: cuídalo como se merece. ¿Te apuntas?

Como siempre, gracias por tus comentarios y por compartir.

María Rubio