Una vez más y como suele suceder, cada vez que me planteo escribir sobre un determinado tema parece que todo me invita a hacerlo. Me asaltan mil y una informaciones sobre ello. Al final, si pensaba que me iba a faltar material, resulta que me encuentro con todo lo contrario.

Hace un par de años, escribí una entrada en Bloggy Mary dando la palabra a los blogueros a través de entrevistas con varios de ellos procedentes de diferentes ámbitos. En este tiempo, la figura del influenciador, influencer, líder de opinión, prescriptor o como le queramos llamar, se ha asentado en las estrategias de Comunicación y Marketing.

Descargando atributos de liderazgo por favor espere

Tal es así que según un libro digital de Audiense, “cerca del 40% de los usuarios de Twitter reconocen haber hecho una compra como resultado directo de haber leído un tuit de un influencer”.

Pero, para conseguir tal nivel de respuesta, es necesario que la marca haya hecho muy bien los deberes para elegir a la persona adecuada.

Sobre ello, la Asociación de Empresas Consultoras en Relaciones Públicas y Comunicación, ADECEC, ha publicado un interesante y completo documento que te incluyo a continuación:

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Como podrás leer, no solo define y clasifica la figura del influenciador, sino que también explica cómo llegar a él, cómo elegir al más conveniente y cómo medir los resultados conseguidos, aunque en este tema aún hay mucho por andar.

Un punto que me ha parecido de gran interés en el documento es la reflexión que hacen sobre si se está desvirtualizando el “alma” de este tipo de perfiles, habida cuenta que los seguidores les hacen caso porque, en principio, sus opiniones y análisis son independientes de las estrategias de marketing de las empresas. Sin embargo, si estas les pagan, pierden su razón de ser.

Ante este hecho evidente, ADECEC sugiere que las publicaciones que provengan de las colaboraciones con las marcas queden bien evidentes, es decir, que se especifique que es un contenido publicitario. Además, añade: “Si los influencers saben adaptar los contenidos de calidad convirtiéndolos en contenidos útiles propios; si siguen manteniéndose a la vanguardia de sus sectores, conociendo de primera mano y antes que el resto cuáles serán las tendencias; si son pioneros; si mantienen la coherencia entre su vertiente on y off line y, por último, si son transparentes con su público su futuro estará garantizado”.

Veremos si es así. Por lo pronto, he resumido algunas partes interesantes del documento en la siguiente infografía:

Infografía: Influencers, los nuevos líderes de opinión

Al principio de este artículo, mencionaba un libro de Audiense. En él, como paso previo a la hora de contratar a un influenciador, te invitan a que te hagas las siguientes preguntas:

  • Por qué debes contar con esta figura en tu campaña (¿es necesaria para conseguir tus objetivos?)

  • Qué tener en cuenta antes de ponerte a buscar, esto es, tener una estrategia clara y bien definida en la que contestes a cuántos necesitas, de qué clase, cuál es tu audiencia y cuál es tu historia

  • Cómo encontrarlos (a eso responde el documento de ADECEC): por intereses de tu público, quién es el que más les influye; segmenta; e investiga aún más sobre el o los seleccionados

Vamos a ser sinceros. Cuando trabajas en Comunicación o en Marketing y tu cliente te pide que hagas una estrategia que incluya estas figuras, te suele dar tan poco tiempo que resulta imposible seguir los pasos perfectos que nos indica la asociación. De hecho, ojalá pudiéramos porque es la mejor vía para conseguir el éxito.

Si eres de los que tienes un grupo importante de posibles influenciadores de muchos ámbitos porque eres una agencia o un autónomo, los cuidas, estás en contacto con ellos, etc., solo tienes que elegir aquellos que sean los más apropiados y proponerlos. Lo malo es cuando empiezas de cero porque, querido lector, requiere mucho trabajo, constancia y tiempo, algo de lo que solemos carecer, ¿verdad?

Otro de los puntos que pueden ser conflictivos es el tipo de contraprestación que debemos darles a los colaboradores. Soy partidaria de hablar con ellos y que me indiquen puesto que lo que vale para un cliente, no tiene por qué servir para otro. Prefiero explicarles qué quiero y que, sobre ello, me contesten. Luego viene el momento de la negociación, claro está, pero debemos aprender a escuchar y no solo a mandar.

Es tu momento. Tienes a tu disposición los comentarios del blog o puedes decidir conversar en redes sociales. Sea como sea, gracias por ello y también por compartir, en el caso de que te haya gustado.

María Rubio