Tal vez de hayas dado cuenta de que no actualicé Bloggy Mary con una nueva entrada el pasado jueves 22 de agosto. Aunque tenía una escrita, me encontré con que se me había acabado la tarifa de datos móvil y no tenía ningún área wi-fi cercano. El 3G iba más que a pedales. Es lo que ocurre cuando te vas de vacaciones…
Hoy estás leyendo estas líneas que son un «hasta dentro de unos días». Si llevo un par de semanas conectándome a golpe de viento, hasta el jueves 5 de septiembre no tendrás una nueva entrada por pura imposibilidad y, sobre todo, porque es necesario para cuerpo y mente una desconexión. Y esta será total.
Llevo tres años sin unas vacaciones que pudieran llamarse así. El poco tiempo libre que me dejaba el trabajo, lo dediqué a la formación. He llegado al mes de agosto con la cabeza tan llena que no caben más datos, más conocimientos, ni más creatividad para dedicar a mis clientes. Y esta saturación, a parte de no ser nada sana, tampoco es buena.
Así pues, es hora de desconectar. Por suerte, este año mis clientes me lo permiten. He sido aplicada, he hecho mis deberes y es el momento.
¿Qué voy a hacer mientras? Pues algo que creo muy importante: vaciar mi cabeza de inutilidades y dejar espacio a la innovación. La única forma que conozco de mejorar la creatividad es dejar la mente desocupada en lo habitual y pasar a otras actividades placenteras que me despejen: leer libros que no sean profesionales (novelas, cuentos, historia,…), hacer pasatiempos (me encantan los Sudokus), tumbarme en una hamaca a la sombrita en una playa perdida escuchando música, y desactivar la parte de datos de mi móvil y olvidármelo en la habitación, dejarme la tableta y el portátil en casa, y conectar de otra forma con mi entorno y conmigo misma.
La idea es volver con las pilas cargadas y la mente despejada. ¿No te ha pasado que en vez de decir la palabra exacta tienes que dar un rodeo porque se te ha ido de la cabeza? Es uno de los síntomas del cansancio y, en mi caso, te lo puedo asegurar, roza el agotamiento.
Por mucho que a uno le guste su trabajo (y a mí me apasiona), es imprescindible olvidarse de él durante unos días y es exactamente el objetivo.
Es decir, desde mañana hasta el 5 de septiembre, desapareceré de Bloggy Mary y de las redes sociales, desapareceré de clientes, de trabajo y de formación, desapareceré de todo lo que han sido estos tres años para volver llena de energía… eso sí, sin olvidarme de meter el Protocolo en la maleta.
¿Y tú? ¿Crees que necesitas unas vacaciones? Pues ya sabes. Nos vemos en semana y media. No te me despistes.
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