Existe una regla no escrita pero generalizada de que, en público y ante desconocidos, es mejor evitar tres temas: toros, política y fútbol. Como en Bloggy Mary estamos en confianza y ya hace tiempo que andamos, tú y yo, por estos lares, voy a romper la norma y a hablar de los dos últimos. Del primero, con la que está cayendo, prefiero dejarlo para otro momento, aunque vaya por delante que no me gusta nada que se maltrate a los animales.
Ayer un taxista me dio la respuesta más perfecta que he escuchado sobre el equipo que ganará el sábado la Champions League: Madrid, la ciudad. Luego el hombre me dijo cuál era su preferido y yo le comenté que era más del rival. No obstante, la primera frase fue suficiente para que ambos estuviéramos de acuerdo, fuesen cuáles fuesen nuestros colores. Seguimos el diálogo el resto de la carrera en idénticos términos.
Hace dos años, cuando los mismos equipos se enfrentaron en Lisboa, el Protocolo que se siguió tanto para situar a las autoridades del palco como para la entrega de la copa, fue casi perfecto. Lo analizó tan bien como siempre Carlos Fuente en este artículo, al que te remito por su interés. Es de desear que en Milán la situación sea similar, ya lo veremos.
Este año, al palco acudirán, además, como es lógico, de los presidentes del Real y del Atlético de Madrid, el presidente del gobierno, reconocido madridista que no oculta su alegría con los triunfos blancos, a pesar de representarnos a todos los españoles (sevillistas, barcelonistas, atléticos,…); y la alcaldesa de la capital, quien creo que siente una nula afición por el fútbol y fue a la final de la Copa del Rey porque iba su amiga Ada Colau, no porque Madrid fuera la sede anfitriona y ella la máxima representante de la ciudad. Sobre el Rey, reconocido atlético, quien también estará en el palco, nada que decir porque siempre ha mantenido una actitud acorde con su papel institucional, aunque en su corazón, se alegre o entristezca según el caso. Veremos Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad, qué hace también…
Así que, nos encontraremos con dos focos de “conflicto”: el comportamiento de nuestros políticos y el de los aficionados. Pongamos en marcha, si te parece, el Protocolo antiproblemas y veamos qué NO deberían hacer ambas partes.
Los políticos:
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El presidente del gobierno se tiene que alegrar al máximo cada vez que los blancos metan un gol (si lo hacen) y poner cara de pesar si lo reciben. Cuanto más gesticule y muestre sus sentimientos, mejor. Al fin y al cabo, está en funciones y es el equipo de su alma. Da igual que represente a los españoles: para eso está el Rey.
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La alcaldesa de Madrid, por el contrario, ha de mostrar una continua cara de aburrimiento y, de paso, dar alguna cabezadita como la mujer del presidente de la Federación Española de Fútbol, José María Villar, durante la final de la Copa del Rey. Hay que dar ejemplo y el deporte no es tan importante, al fin y al cabo, como comadrear con los amigos. Ya que estos no han ido, pues toca hacerlo en sueños.
Entiendo y espero que el comportamiento tanto del uno como de la otra, sea ejemplar y se aleje en lo máximo posible de lo arriba expuesto. Imagínate qué imagen darían de los españoles en general, y de los madrileños en particular, si no fuera así; y tenemos a toda Europa pendiente de nosotros.
Los asistentes:
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Qué tal montar una buena pelea antes del partido para ya ir calentitos. Mejor si todos nos hemos bebido hasta el agua de los floreros. Cuanto más destrocemos, más hablarán de nosotros, que es de lo que se trata. Al fin y al cabo, cuando vienen de fuera a nuestro país, ellos hacen lo mismo.
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Dentro del campo, es más divertido liarse a puñetazos con el rival más cercano. En el caso de que no esté al alcance, le podemos tirar botellas, latas,… lo que pillemos. Y si no se encuentra en nuestro ángulo de tiro, tampoco hay problema; le podemos insultar con todas las palabrotas que recordemos, alguna de nuestra invención, hacer cánticos xenófobos, etc. Queda guay ante las cámaras de medio mundo que aparezcamos como energúmenos.
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Ah, y a la salida, más leches, que nos hemos quedado con ganas.
La afición está en Milán para disfrutar y divertirse con el partido. Imagino que nadie irá buscando bronca. Al igual que nuestros políticos, los españoles, los madrileños en este caso, deben tener un comportamiento ejemplar para que, de verdad, se cumpla la respuesta del taxista y quien gane el partido, da igual el resultado, sea la ciudad que ambos equipos comparten: Madrid.
Por cierto, esperemos que aquí tampoco se produzcan incidentes y ambas aficiones, hermanas en ciudad, lo sean también en buen comportamiento. Ah, que gane el equipo que más se lo merezca y que la sede de la Comunidad de Madrid se ilumine con sus colores (y con los tuits de sus seguidores). Gracias por comentar y por compartir.
María Rubio
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