Sí, entono un mea culpa: a veces soy más papista que el Papa con el tema del lenguaje y la imagen. Es algo que he tocado de soslayo en otras entradas de Bloggy Mary y ahora le voy a dedicar una específica.
Todo ello viene a colación porque el pasado 28 de marzo, se celebró la I Jornada sobre el buen uso del español en los medios sociales, que organizaron aerco-psm y Fundéu BBVA. Para mi desgracia, no pude acudir pero, en cuanto me fue posible, me bajé la presentación para aprender todo lo que pudiera.
Esta iniciativa me parece muy oportuna y apropiada.
El lenguaje y la imagen en las redes sociales
En redes sociales, con mucha frecuencia tratamos sobre la imagen personal, sobre cómo crearla, hacerla crecer, fomentarla, etc. Sin embargo, obviamos una parte, para mí, esencial: el lenguaje.
Podremos ser grandes entendidos en nuestras especialidades, podremos tener un blog con mil seguidores diarios, podremos incluir magníficos contenidos, podremos crear unas páginas web con un formato perfecto, podremos cuidar al máximo la foto que preside nuestro perfil,… mas si el lenguaje que utilizamos no va en sintonía, todo termina yéndose al garete.
¿No te ha pasado que una palabra te ha saltado casi literalmente a los ojos porque estaba mal escrita? Incluso hace daño a la vista ¿verdad?
El lenguaje es nuestra herramienta de comunicación. Lo comentaba en el artículo “¿Cuestión de sexo o de política?”. Lo sabemos (o tal vez no) pero nos olvidamos de ello.
Periodistas y especialistas en Protocolo
Un profesional del protocolo, por ejemplo, debe cuidar al máximo las palabras con las que se dirige a los demás para evitar conflictos. Para ello, estudia a su interlocutor o las posibles situaciones problemáticas que pueden presentarse conforme a su procedencia y costumbres. Imaginemos que se trata de una persona sudamericana, de países donde hay palabras que tienen significados distintos a pesar de hablar castellano.
Paradigmático es el ejemplo de Concha, por Concepción. Y este es de los simpáticos. Hay otros que pueden hacer peligrar todo el trabajo realizado.
Un periodista tiene que seleccionar, dentro de las múltiples posibilidades que nos ofrece el idioma, justo el concepto que define lo que quiere explicar; los matices de los sinónimos permiten encontrar la palabra precisa.
Los términos «comodín»
En la mencionada presentación de la Jornada, se habla de términos comodín, aquellos que utilizamos constantemente sin darnos cuenta de que existen otros que serían más apropiados.
Uno de los incluidos es el de “realizar”, que podría sustituirse por hacer, ejecutar, llevar a cabo, efectuar, plasmar, desarrollar, fabricar, elaborar, componer, confeccionar, construir, etc. Si nos fijamos bien, cada una de estas palabras encajaría mejor en un contexto que en otro, dependiendo del enfoque que queramos dar. Y evitaríamos así reiteraciones que se sienten como extrañas. O, al menos, es como las percibo yo…
El leguaje y la imagen en Comunicación
El comunicador ha de ser sumamente cuidadoso.
Somos capaces de encontrar, a favor de nuestros clientes, un elemento positivo en unos resultados muy negativos.
No hay más que ver que en las elecciones generales todos los partidos políticos que se presentan acaban ganando. O cómo la palabra “crisis” estaba vetada en el léxico de nuestros dirigentes, llegando casi al absurdo en los sinónimos utilizados.
La selección del lenguaje, de los términos empleados y del orden en el que estos se exponen, forma una parte muy importante de nuestro trabajo.
He hablado de las tres profesiones que conforman el contenido de este blog, pero cualquier persona que cuide su lenguaje, está consiguiendo que su imagen se vea favorecida.
También es cierto que hay que amoldarse al ambiente. Por lógica, no se pueden usar expresiones excesivamente cultas, en determinados casos, porque no te entenderían.
¿Somos conscientes de nuestra forma de hablar y de escribir?
Sin embargo, eso no quita que cuidemos lo que decimos y cómo lo decimos, sobre todo, en el lenguaje escrito, que da para menos alegrías.
No sé si alguno ha leído el capítulo final (creo recordar que era ese) del “Ulises” de James Joyce. El escritor irlandés elije un recurso lingüístico genial: no hay puntuación. Ni puntos, ni comas,… nada. El texto exige una importante atención del lector para que este pueda reconstruir las frases y hacerlo legible.
Hay algunas personas que imitan este artificio. El problema es que no lo hacen de forma consciente, con un fin determinado, sino por desconocimiento. El resultado: una mala imagen que, además, fomenta el abandono de la lectura.
Por muy bueno que sea el contenido, si el continente no acompaña, se dificulta o incluso se imposibilita la comunicación, tengamos la profesión que tengamos.
Conclusión
Cuidemos nuestro lenguaje, la sintaxis, la ortografía, la puntuación.
Al principio, cuesta pero igual que buscar un buen contenido para el blog, por ejemplo. Con el tiempo, lo automatizaremos y será mucho más rápido. En todo y por todo, saldremos ganando.
Te dejo en la foto el enlace de la presentación de esta I Jornada sobre el buen uso del español en los medios sociales. Te la recomiendo encarecidamente.
¿Cuidáis vosotros el lenguaje? ¿Pensáis, como yo, que es de gran importancia en la imagen que ofrecemos en redes sociales y fuera de ellas?
¡Claro que sí! Hay que reivindicar un buen uso del lenguaje.
Me parece vital aunque yo reconozco que no la uso bien.