Hay dos aspectos que siempre destacan mis interlocutores cuando me preguntan qué hago y les respondo que Comunicación, Medios Sociales y Protocolo, y ambas tienen que ver justamente con este último punto. Unos lo relacionan con la parte institucional, las banderas, las cenas de gala, los besamanos (qué horrible palabra), etc. Otros con normas en exceso tradicionales.
Sin embargo, he de reconocer que lo último me ha sorprendido. A la persona con la que hablaba, una universitaria, le costaba entender qué se podía estudiar en Protocolo para que existiese una carrera e incluso un postgrado, curso, máster o semejante. Según su idea, por otro lado con cierta lógica, lo que trata esta disciplina es algo que nos deberían enseñar nuestros padres desde pequeños: educación.
Unir Educación, entendida como buenos modales, y Protocolo es algo normal. En el entorno familiar, nos enseñan a sentarnos a la mesa y no levantarnos hasta que finalice la comida, nos enseñan el uso de los cubiertos, nos enseñan a dejar hablar a los mayores y solo responder cuando se dirijan a nosotros, nos enseñan el uso de tres palabras mágicas “por favor”, “perdón” y “gracias”, nos enseñan a saludar y a despedirnos, nos enseñan… mil normas de urbanidad que tenemos o deberíamos tener tan interiorizadas que nos salgan de forma automática.

Apunte: todo está demasiado junto en la disposición de esta mesa. La distancia entre los invitados debería ser mayor para su comodidad.
Bien es cierto que si tomamos el Protocolo como una disciplina que te ayuda a relacionarte con los demás, esto es verdad. No obstante, el Protocolo es muchísimo más y abarca más mundos que el personal y que el institucional.
Belén Egea, en la última entrada a su blog, hablaba sobre el Protocolo para niños y ahí perfilaba algunos de los puntos que muestran que va más allá de los buenos modales. Decía Belén que “si lo explicamos bien, quizá comprendan por qué para celebrar su cumpleaños se debe elegir una fecha determinada; un lugar especial donde quepan todos sus invitados; una merienda divertida y saludable (o no tanto); una decoración de piratas, dinosaurios o hadas; invitaciones; regalos…y todo el trabajo que esto supone”. Es la organización de actos.
Y aún así sigo quedándome corta con todo lo que entraña el mundo del Protocolo. Basta hacer una pequeña búsqueda en la Universidad Camilo José Cela que, por cierto, es donde estudia la universitaria a la que antes me refería, para ver las múltiples posibilidades de esta disciplina: he contado dieciséis entre titulaciones, especialidades, grados, másteres e incluso un MBA. La mayoría, eso sí, están relacionados con los eventos, pero no se queda ahí.
Al indagar sobre el contenido, por ejemplo, del MBA, vemos que comprende asignaturas como habilidades sociales y directivas, producción de escenografía, administración y gestión empresarial aplicada, diplomacia pública y relaciones institucionales o imagen personal, entre otras.
En el postgrado que hice a través de la Escuela Internacional de Protocolo y de la Universidad Miguel Hernández, solo con ver los libros que tengo en mi casa, puedes hacerte también una idea. Los títulos son Protocolo oficial, Manual práctico para la organización de eventos, Protocolo para eventos, El protocolo en las comidas, Las organizaciones internacionales y su protocolo, Protocolo para empresas, La diplomacia y su protocolo y La comunicación en los eventos. Es decir, va desde el ámbito institucional, pasando por el diplomático, el corporativo, el universitario y el de eventos. Y cada uno dividido en partes. Por ejemplo, está muy de actualidad el de eventos de moda y el de bodas.
Si sigues Bloggy Mary, habrás podido leer otras utilidades del Protocolo, muchas tan conectadas a la Comunicación y a las Relaciones Públicas que se vuelven una. Así, verías que sirve para recibir a tus públicos, sean clientes o no, a los medios y a los influenciadores; para usar el móvil en espacios públicos; además, nos lo hemos llevado de vacaciones y en Semana Santa; también a comidas de empresa y en networkings; e incluso lo hemos utilizado con las principales redes sociales y con las Google Glass. Por supuesto, fue protagonista en los eventos y en las ferias. Y aún hay gran cantidad de temas que tocar, como iremos viendo.
La universitaria, cuando le conté todas las posibilidades que ofrecía, entendió que el Protocolo, aparte de los buenos modales, algo que nos enseñan (o deberían) nuestros padres, es valedor de ser universitario por las múltiples áreas que se ven afectadas por él. También comprendió que la implicación con la Comunicación, el Marketing y las Relaciones Públicas, lo que ella estudiaba, era muy estrecha, sin una línea clara de división.
Después de leer esta entrada, si a ti te preguntaran qué es el Protocolo y si debería ser un estudio universitario, un MBA, solo un grado, únicamente una especialización o incluso estar incluido en los programas de las licenciaturas de Comunicación, Periodismo, Relaciones Públicas y Marketing, cuál sería tu respuesta.
Gracias por comentar y por compartir.
María Rubio
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