Empiezo hoy, en Bloggy Mary, con una imagen y un vídeo. Obsérvalos y a continuación te comento qué estás viendo.
La fotografía, realizada por el diario La Información, muestra a los representantes de Protocolo del Consell y del Ayuntamiento de Orihuela (“tu pueblo y el mío”, siempre me vienen estos versos a la cabeza) en plena trifulca por los sitios a ocupar durante los actos de cesión del inmueble donde vivió Miguel Hernández al consistorio.
El vídeo, por su parte, tiene como protagonistas a Pedro Antonio Sánchez, (ex)presidente de Murcia, a uno de sus asesores de Comunicación y a una periodista de La Sexta que le perseguía para entrevistarle. En un momento dado, como se puede observar mejor en este enlace, el comunicador ejerce de guardaespaldas y le hace un bloqueo en toda regla a la informadora, que logra zafarse y alcanzar al político, aunque sin recibir comentarios de su parte, eso sí.
He aquí unos profesionales que se han erigido en el centro de la noticia cuando su cometido es otro muy distinto y cuando, desde luego, deberían pasar desapercibidos, lo que ocurre solo si hacen bien su trabajo.
Empecemos por los antiprotocolo. Como se explica en el artículo, se unieron dos locuras para cualquier especialista en Protocolo: un sitio pequeño y demasiadas personalidades a ubicar. De repente, se encontraron con que no había sillas suficientes y todos querían salir en la foto.
Esto demuestra dos cosas, desde mi punto de vista. Por un lado, tenemos a unos profesionales a los que el evento se les fue de las manos, algo, en verdad, tremendo y que pone en tela de juicio su capacidad organizativa. Por otro, vemos la importancia que tiene el Protocolo para el correcto desarrollo de un acto y lo que ocurre cuando está ausente o se cometen errores de bulto.
Desconozco las causas que provocaron semejante algarabía y también el porqué se enzarzaron unos y otros a discutir en público, cuando estas cosas se resuelven en privado. Quiero pensar que algunas de las personalidades no confirmaron su asistencia y aparecieron de improviso. Si es así, los asesores correspondientes tendrían que haber cedido, ya que no es esperaba la presencia de sus representados. La responsabilidad, entonces, recae en ellos.
Aún así, creo que se mostró una falta de imaginación evidente. Cuando se celebró la entrega de llaves, que no sé si fue el 27 o el 28 de marzo, hacía buen tiempo por lo que podría haberse trasladado a las puertas de la antigua vivienda del poeta, sin que existiera la necesidad de sillas, o bien poner las sillas necesarias pero en dicha ubicación. Seguro que, además, habría muchas otras soluciones que se les hubieran ocurrido a los profesionales si no se dedicaran a gritar a sus compañeros en vez de buscarlas.
En lugar de ello, metieron con calzador dos sillas más en un habitáculo minúsculo para lo que era el evento y dejaron casi sin espacio para moverse a los medios de comunicación y, entiendo, al resto de asistentes.
Enseñanzas que saco de esta historia:
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Invita a las personalidades a sentarse en la mesa de presidencia que vayan a entrar en ella.
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Si son muchas las que quieren “salir en la foto” y el sitio es pequeño, busca otro lugar para celebrar el evento.
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Nunca caigas en discusiones. Hay que ser positivo y creativo a la hora de buscar soluciones, no problemas.
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En caso de que las tengas, que jamás sean en público o en un tono que te pueda escuchar media ciudad.
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Sé previsor en todo y también en lo que respecta al sitio que dejas para que los medios cubran la noticia.
La segunda cuestión tiene miga. A ver, un asesor de Comunicación está para facilitar las relaciones, entre otros cometidos, con los medios, no para impedirles el ejercicio de su derecho a informar. Para mí, la actuación de este señor, si fuera su jefa, significaría un despido fulminante. De hecho, cuando te fijas en las imágenes, una vez que la periodista se zafa del seudoguardaespaldas, es el propio (ex)presidente el que la hace un gesto de acercamiento, como intentando compensar la pésima imagen que ha dado el bloqueador.
Este caso es aún más difícil de justificar que el anterior. Intentando pensar bien, quiero imaginar que la pretensión del asesor era hablar con la reportera y no obstaculizar su labor. En realidad, no es esto lo que se ve en las imágenes, pues parece que el único intercambio de palabras es a través de interjecciones. Aún así, lo más lógico es esperar a que haga su trabajo y luego darle las explicaciones que considere oportunas.
Es complicado sacar enseñanzas de las acciones del vídeo ya que nada se hizo como debía, pero lo voy a intentar, a ver qué te parecen:
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Contrata para asesorarte siempre a profesionales.
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Ten claros los objetivos de un asesor de Comunicación. Eres un «facilitador» no un «obstaculizador».
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Los periodistas, al igual que tú, están haciendo su trabajo y se merecen todo el respeto.
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Si no te gusta del comportamiento de un informador o si quieres puntualizar algo de la noticia, se habla con él o con ella con tranquilidad, explicando tu punto de vista. Desde luego, no en medio de la calle, ante una cámara y en pleno ejercicio de su trabajo.
En fin, que los profesionales del Protocolo y de la Comunicación volvemos a ser el centro de atención por errores en nuestros cometidos. Por supuesto, todos nos equivocamos pero las discusiones en lugar de buscar soluciones, en el primer caso, y la falta de, llamémosle por su nombre, educación y de respeto en el segundo, muestran la importancia de tener a personas expertas y capacitadas para hacer su trabajo. Seguro que los protagonistas de ambos ejemplos lo son y espero que tengan muchas otras ocasiones para demostrarlo y aprender de sus desaciertos: estoy convencida de ello.
Cuéntame ahora qué te han parecido ambos comportamientos y las lecciones que sacas de ellos. Gracias por comentar y por compartir.
María Rubio
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