El Protocolo empresarial es un ámbito que me interesa especialmente dentro de la disciplina por mi especialización como comunicadora corporativa. En Bloggy Mary, he tratado diferentes aspectos de este y quedan muchos más de los que hablar contigo. Pero hoy me gustaría centrarme en un tipo especial de negocio que está muy presente en España y cuenta con gran número de pymes en su haber: las empresas familiares.

Retrato de una empresa familiar

Por mi trabajo, he asesorado a varias de ellas. Dicen que la primera generación la saca adelante, la segunda pasa de ella y la tercera la desmantela. Mi experiencia no es esa, pues con las que he tenido relación ya llevaban una larga y fructífera historia a sus espaldas, aunque entiendo las razones que les llevan a tomar una decisión tan drástica.

Considero que este tipo de organizaciones son complicadas por su propia composición. Estamos hablando de la familia, con lo que eso conlleva de mezcla de sentimientos, confianza, historia personal, conflictos enquistados, etc. De ahí que sea tan importante establecer un protocolo que vaya más allá de la normativa, sobre la que te puedes informar en este enlace de infoautónomos, donde explican muy bien sus fases y cómo crearla.

Te doy a continuación diez claves que considero que deberían estar presentes a la hora de relacionarnos con padres, hermanos, tíos, primos y demás en un entorno laboral. Son ideas que he ido sacando de mi relación con este tipo de empresas y que han conseguido no solo mantenerlas a flote, sino que tengan éxito:

  1. Separa lo personal de lo profesional en la medida de lo posible. Por supuesto, hay que asumir que habrá roces pero deben quedarse en el ámbito en que se producen. Somos personas y es complicado, mas debes intentarlo por el bien de todos.

  2. Evita los enfrentamientos directos en el lugar de trabajo, igual que lo harías si estuvieras en otro negocio. Es mejor contar hasta veinte antes de reaccionar mal y que luego te arrepientas.

  3. Con familia y amigos, la sinceridad siempre es buena y los conflictos enquistados, muy malos. Aunque, cuidado, las cosas pueden decirse de muchas formas. Los conoces bien: elige la mejor.

  4. Suele ser una gran idea establecer un mediador de consenso para suavizar los encontronazos y “poner orden” cuando sea necesario. Todos os debéis comprometer a acatar la decisión de este.

  5. Pon las bases desde el mismo momento de la creación de la empresa: quién hace qué, quién se responsabiliza de los resultados de determinadas tareas, cómo hacerlas, retribuciones, porcentaje de beneficios, qué ocurre si alguno se quiere ir, contratación de terceros, quién puede entrar como socio y quién no, etc. El enlace que te he puesto antes te ayudará.

  6. No intervengas en las tareas de otro miembro de la familia a menos que te requiera directamente para ello y nunca ocultes que lo haces al resto de los socios, así evitarás conflictos absurdos.

  7. Las reglas han de estar muy claras y bien redactadas en soporte físico o digital, que todos los implicados tengan acceso a ellas, hayan intervenido en su creación y se comprometan a respetarlas.

  8. Establece la misión, la visión y los valores de forma conjunta entre todos los que participan.

  9. Impide la entrada de terceros. Muchos conflictos se gestan en que el resto de la familia que no está en la empresa decide dar su opinión. Hay que dejar claro desde el principio que no lo hagan y tú tampoco deberías pedírsela. Una cosa es desahogarse, por ejemplo, con tu pareja y otra permitir que intervenga más de la cuenta si no está en la empresa.

  10. Aprende a negociar como lo harías si no conocieras a tus socios nada más que en el ámbito laboral. Recuerda: separación.

Como ves, se trata de sentido común. Una última idea para que reflexiones sobre ella: mira con quién te asocias porque puedes perder negocio y familia al mismo tiempo.

¿Tienes una empresa familiar o conoces alguna? ¿Cuál es tu experiencia? ¿Cuál crees que es la clave del éxito en lo que a protocolo de actuación se refiere?

Es tu turno. Gracias por comentar y, si te ha gustado, por compartir el artículo.

María Rubio