Ética, verdad, propósito, transparencia, blockchain, personas, métricas… Si hablamos de tendencias en Comunicación para organizaciones, sea cual sea su tamaño o el texto que consultemos, aparecen reflejadas estas palabras.
Durante los meses que he permanecido en silencio, he estado actualizándome y analizando lo que ya es un hecho; las empresas tienen que “ponerse las pilas” para, incluso, sobrevivir, aunque, me gusta más (y supongo que a ti también), para sobresalir en un mercado cada vez con mayor saturación.
Me viene muy bien escribir ahora con la cantidad ingente de información que tengo en la cabeza. Es una excelente forma, la mejor que conozco, para ordenar mis pensamientos y, sobre todo, para darte unas pistas de por dónde circula el aire de la Comunicación Corporativa actual y, tengo la seguridad, futura, al menos en el medio plazo.
Vamos por partes, porque resumir tanto informe y hacerlo digerible, no requiere escribir otro. Por lo tanto y en semanas sucesivas, iré viendo contigo cada una de las tendencias en Comunicación a las que apuntan todos los estudios y que considero que son muy acertadas.
Qué significan Ética, Verdad y Transparencia para una organización
Sin duda, en un tiempo donde las informaciones falsas circulan a placer y donde la desconfianza en lo que ves, lees o escuchas se acrecienta, sobre todo si proviene de las empresas, esta tendencia se me antoja vital.
Las definiciones primero:
-
Ética: me interesa una de las cinco explicaciones que da la Real Academia Española (RAE). «Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida». Pero, qué es moral, según la RAE. Aquí encontramos el quid de la cuestión. Fíjate bien en tres de las nueve definiciones y luego volvemos sobre ellas:
-
«Perteneciente o relativo a las acciones de las personas, desde el punto de vista de su obrar en relación con el bien o el mal y en función de su vida individual y, sobre todo, colectiva».
-
«Que concierne al fuero interno o al respeto humano, y no al orden jurídico».
-
«Doctrina del obrar humano que pretende regular el comportamiento individual y colectivo en relación con el bien y el mal y los deberes que implican».
-
-
Verdad: también aquí la RAE da varias opciones pero las que nos interesan para el caso son dos:
-
«Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente».
-
«Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa».
-
-
Transparencia: aquí me voy a ver mejor la palabra “transparente” porque es la que resulta más adecuada para este propósito: «Claro, evidente, que se comprende sin duda ni ambigüedad».
Qué sacar de estas definiciones
Desde mi punto de vista, la Ética es individual pero trasciende al ámbito colectivo, como no podía ser menos.
Se me plantea, en este punto, la cuestión de qué considera cada persona que es hacer el bien o el mal (¿es aceptable matar a alguien si vamos a salvar a miles?, ¿podemos utilizar la tecnología y la medicina para “mejorar” al ser humano?, etc.) pero no voy a entrar en ello.
Creo que todos sabemos a qué nos referimos en los puntos más básicos. Están recogidos, por ejemplo, en la Declaración de Derechos Humanos. O, en lo que a las empresas se refiere, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Asumir estos últimos desde la base (misión, visión y valores) supone un buen paso por parte de las organizaciones.
Tampoco es factible que una sola corporación, aunque tenga el tamaño de Google, pueda cumplir absolutamente todos estos objetivos. Sin embargo, sí que podemos, incluyendo a una pyme y a un autónomo, comprometernos con el que nos resulte más cercano en cuanto a su labor y posibilidades. Con cuál o cuáles te responsabilizarías tú.
En lo que se refiere a Verdad y Transparencia, creo que no hace falta que ahondemos en ello pues la definición de la RAE es bastante clara al respecto. Pero asumir ambos conceptos dentro de la empresa ya es otra cuestión que ahora abordaremos.
¿Puede o debe una empresa ser totalmente transparente?
Sí y no. Sí, en la medida de lo posible y teniendo en cuenta que estamos en la era de la hipertransparencia, donde todo se ve y se acaba conociendo. Como indican en el informe de Llorente y Cuenca, “Transparencia Radical”: «No se trata de “tener transparencia” o de “actuar de forma transparente”; se trata de ser transparente».
Y no, porque existen una serie de ámbitos dentro de las organizaciones que son problemáticos para la supervivencia a la hora traslucir al exterior y, por lo tanto, de comunicar. Por ejemplo, ¿conviene explicar los procesos internos, las estrategias de desarrollo o la forma de gestión? ¿Es apropiado conocer las posturas políticas del o de los directivos? Qué opinas.
Sin embargo, la misión, visión y valores puede ser compartidos. También las cuentas, cuáles han sido los beneficios, en qué se han invertido, cuáles los gastos, en qué partidas, los sueldos percibidos (al menos, dentro de la empresa – ¡qué oscurantismo sigue habiendo con eso!), cómo su labor ha ayudado a la sociedad y a su entorno, etc.
Incluso defender determinadas cuestiones sociales no solo es apropiado sino necesario; cada vez los consumidores quieren empresas más socialmente comprometidas, sin que eso suponga manifestar posturas políticas, que pueden ser conflictivas para su reputación. Ya hablaremos de ello en su momento.
Además, sería interesante que los trabajadores puedan participar en las decisiones importantes. En este punto, las pymes lo tienen mucho más fácil. Y aprovechar el conocimiento colectivo les resultará muy beneficioso.
Cómo transmitir la información
Hay una serie de condiciones que deben cumplirse, desde la Comunicación, para que la información llegue de la mejor forma, lo que también constituye un punto importante a la hora de buscar la transparencia.
Es evidente que debe ser accesible para cualquiera, La página web de la organización es una ventana que permite acceder a los datos que requieran los demandantes.
Tampoco es necesario explicar el día a día, es decir, lo que cuentes tiene que ser relevante para tus grupos de interés, lo que implica conocerlos, y, por supuesto, ha de ser veraz.
Utiliza un lenguaje que resulte claro (¿recuerdas la definición de transparencia?) y comprensible, que evite que se produzcan errores de comprensión o necesites realizar aclaraciones añadidas.
Explica, además, el origen de los datos que aportes, sea persona u organización, y las referencias que pueda haber al respecto. Y ponlos en contexto.
Cómo ser una empresa transparente
Para conseguirlo, es necesario que todos se impliquen, en especial, el directivo o el equipo de dirección, que deben dar ejemplo, incluso utilizando sus propios canales sociales.
Un punto básico del que partir es que lo que se dice y lo que se hace deber ir en consonancia. Arriba te puse la definición de Verdad y viene aquí al pelo. En caso contrario, corres el riesgo de parecer falso, de que se te perciba como un fraude, con lo que eso significa para tu imagen y tu marca.
Por otro lado, una buena política de comunicación interna se me antoja imprescindible. No existe mejor embajador de marca que el propio empleado. Eso implica que la organización debe formarle e informarle. Nada de fomentar el “cotilleo” con noticias confusas o que supongan incertidumbre.
En línea con lo anterior, la empresa debería empezar a usar determinadas tácticas del periodismo, sobre todo, verificar la información que se vierta dentro y fuera de ella.
Una compañía transparente escucha, escucha y vuelve a escuchar a todos y cada uno de sus grupos de interés para poder facilitarles lo que requieren en cada momento.
Los medios sociales pueden resultar muy útiles al respecto. El saber utilizarlos profesionalmente añadirá un plus para conseguir el objetivo de la transparencia, dando una mayor percepción de veracidad y de ética, en una época de incertidumbre como la actual.
Conclusión
Así pues, ya sabes, empieza por ser transparente en la medida en que puedas y cuanto más, mejor. Ten una ética empresarial clara que esté en todo lo que haces. Y nunca olvides que tus acciones deben ir en consonancia con lo que dices.
En un mundo como el actual, seguir esta tendencia te acerca a tus clientes, actuales y potenciales, a los inversores, y a tus grupos de interés; y es una salvaguarda crucial ante una crisis de reputación.
Espero, una vez más, tus comentarios y las respuestas a las preguntas que te he ido haciendo a lo largo de este nuevo artículo de Bloggy Mary. Gracias también por compartirlo si ha sido de tu interés
Muchas gracias por este post que incluye referencias muy interesantes: quedo a tento a futuros post sobre los mismos.
En cuanto a lo que preguntas, sobre la transparencia y los directivos creo que la clave está en la coherencia entre los dichos y los hechos, como tu misma señalas con otras palabras más abajo. El crack Juan Luis Manfredi decía en un post antiguo que » La sociedad hipertransparente requiere líderes que sean capaces de cumplir la palabra, preparados para aminorar las diferencias entre la idea y la ejecución y amigos de la rendición de cuentas.» (https://empresas.blogthinkbig.com/nuevo-liderazgo-directivo/) y más recientemente en su blog señalaba la gestión de la transapprencia como una de las habilidades clave de los nuevos directivos (https://cincodias.elpais.com/cincodias/2018/05/16/escuelas_de_negocio/1526481506_152648.html)
EN cuanto a la transparencia, pérmiteme que mire hacia el sector público que es lo que más conozco: la clave está en SER transparente y no limitarse a cumplir con las normas para ‘parecer’ transparentes de cara al a galeria. Lo explicaba muy bien mi compañera del master Maite Covisa en su post: ‘Son las administraciones transparentes o cumplen con la ley de transparencia’ (https://www.cajasietecontunegocio.com/temas/calidad/item/son-las-administraciones-transparentes-o-cumplen-con-la-ley-de-transparencia)
Enhorabuena por el post y por el blog, abrazos!!
Miguel (@mbarreralyx)
Muchas gracias, Miguel, por tus siempre interesante comentarios que, además, complementan muy bien lo indicado en el artículo. Como bien dices, la clave está en SER, no en aparentar, aunque también hay que comunicarlo de la forma más adecuada. Como creo que escribió Plutarco: «No basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo» 😉
Un abrazo