Los periodistas tenemos nuestros favoritos entre los géneros de la información. A unos les gusta más el reportaje, a otros las crónicas, los hay que prefieren los artículos y a muchos nos apasionan las entrevistas. La razón, al menos por mi parte, es que cada uno somos únicos e irrepetibles, no hay ni habrá nadie como nosotros en la historia de la raza humana, por lo que conocer a nuestros congéneres, es un privilegio.
Hoy vamos a hablar de cómo plantea y realiza una entrevista el profesional de la información, y el próximo jueves, te lo explicaré desde el punto de vista del comunicador.
Como sabes, existen tres formas de realizar entrevistas: mediante cuestionario, a través del teléfono, o en persona y por videollamada. Cada una tiene su porqué. El primero suele utilizarse cuando vas a necesitar la opinión de varios sujetos para escribir un reportaje. También si el entrevistado te lo pide y no te queda otra (esto sirve para las tres formas). Y, además, si es breve, con un máximo de cinco preguntas, al menos que preveamos que las respuestas sean de una o dos palabras, tipo “en qué trabajas”, “¿cuál es tu nombre?”, “¿cuál tu color favorito?”, etc.
Por teléfono suele hacerse si la persona está lejos y es difícil contactar con ella. Y en persona y por videollamada es mi preferida de lejos. Ahora sabrás la razón.
Cuando un profesional hace una entrevista, a parte de intentar informarse lo máximo posible sobre el objeto de esta, se hace un pequeño guión con los puntos fundamentales que han de tocarse. Por ejemplo, si se trata de un científico pero no sabemos gran cosa de él y apenas encontramos datos, lo normal es dividirla en cuatro partes, siempre según el objetivo que persigamos al realizarla: curriculum y logros, razón de la entrevista, ahora que está la situación como está, financiación, y futuro. A partir de ahí, se escriben las preguntas que vamos a realizar.
Otra opción es hacer una tormenta de preguntas y luego ordenarlas por temas. Cualquiera de ellas es correcta.
Es importante resaltar que siempre, a menos que se trate de un cuestionario, estamos hablando de un guión que evoluciona con la propia entrevista, sobre todo, si es en persona. Por ello, hay que estar muy atentos a las contestaciones ya que pueden incluir las respuestas a preguntas que aún no has formulado pero que tienes en el guión (en tal caso, debes olvidarte de ellas) y dar lugar a otras que no se te habían ocurrido.
Piensa en el mismo científico. Tú puedes saber que está realizando una investigación sobre pilas de combustible y entonces, en un momento determinado, te puede meter una frase, en medio de una respuesta, sobre que está trabajando también en un barco que va a dar la vuelta al mundo con energías renovables. Tú eso no lo sabías y puede resultar de sumo interés para tus lectores. Así pues, muy atento y sin dejar escapar ni una.
Ver la entrevista como algo vivo es lo que me apasiona de ella y solo puede darse si se realiza por teléfono o en persona. Además, en este último caso, puedes observar el lenguaje no verbal, lo que te da muchas pistas. De ahí que te dijera que es mi preferida.
Hay tres cosas principales que debes tener en cuenta a la hora de formular las preguntas:
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Debes preguntar aquello que a ti, como lector (on y off), radioyente y televidente te gustaría saber sobre el personaje, no lo que a ti, como periodista, te interesaría averiguar. Lo normal es que ambos puntos coincidan, aunque hay veces que no ocurre así; es bueno tenerlo presente, sobre todo, si el medio te presiona para que las contestaciones tengan un determinado sesgo.
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En este sentido, las preguntas no deben llevar implícitas las respuestas a menos que sea para confirmar un dato anterior. Lo mejor es que sean abiertas para que la persona pueda explayarse lo que considere oportuno.
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Por eso mismo, el protagonista es el entrevistado y no tú, así que intenta hacerlas breves. Lo de que la cuestión sea más larga que la contestación que genera, no suele ser muy apropiado. Ni tampoco lo del gusto por escucharse a uno mismo.
Nos encontramos en ocasiones que, con tal de generar polémica, entrevistado y entrevistador se enzarzan en una confrontación que deja a ambos en evidencia. Intenta evitarlo. Está bien sacar todo el jugo posible pero siempre teniendo en cuenta algo vital: tu objetivo es informar a los lectores (on y off), espectadores y radioyentes de la entrevista, no lucirte o poner a la persona en un brete para dejar constancia de lo inteligente que eres. Si dejas a alguien en evidencia, olvídate de entrevistar a nadie más si no es por cuestionario.
A este respecto, debes entender que una cosa es hacer que una persona parezca idiota y otra muy distinta es que quede en evidencia por sus propios méritos, sin que tu intervención vaya más allá de realizar las preguntas acertadas. Esto segundo es correcto, lo primero hay que evitarlo.
Existen dos formas de plasmar la entrevista por escrito. Puedes hacerlo por la fórmula de preguntas y respuestas, o bien reportajearla. Las dos son válidas en cualquiera de los casos pero, lo normal, es que si se trata de un cuestionario a una sola persona, utilices la primera fórmula; y que si son varias las que participan, uses la segunda. Sin embargo, puedes innovar y reportajear una parte, mientras que otra la dejas tal cual.
Lo de “tal cual” es un decir. Si la contestación la realizan en viva voz y la entrevista va a salir de forma escrita, a todos nos pasa, tenemos momentos de “ehhh”, “ummmm”, y una serie de coletillas y repeticiones que no quedan nada bien. Hay que repasarlas ligeramente y con mucho cuidado. También lo debes hacer con los cuestionarios pues en el teclado, como bien sabes, la “b” y la “v” están al lado, por ejemplo.
Muchas veces, a los periodistas, nos piden desde el departamento, gabinete o encargado de prensa del entrevistado o de la institución a la que representa que les pasemos el guión de las preguntas. Por mi parte, no hay ningún inconveniente y siempre les aviso de lo que te he dicho más arriba: solo es un guión y puede cambiar. Lo que no hago, si estoy en un medio de comunicación, es pasarles la entrevista ya escrita antes de publicarla. La razón es que soy una profesional, y buscaré siempre el máximo rigor y perfección en lo que hago. El entrevistado ha de confiar en ello o, si no lo hace, no haberme concedido la entrevista.
Sin embargo, entiendo el porqué; se suele hacer, sobre todo, si hay datos de por medio que puedan ser sensibles para la empresa o la persona. Para evitar problemas, siempre, siempre, siempre grabo las entrevistas, , y anoto los datos más importantes por si se da el caso de que hay alguna interferencia o el entrevistador baja la voz o surge cualquier otra eventualidad que me impida escuchar correctamente la grabación; en una conversación, puedes sacar la palabra o bien entender de lo que se trataba, como te pierdas un dato, lo has perdido definitivamente a menos que vuelvas a hablar con el entrevistado y se lo solicites.
Como te decía, la próxima semana te hablaré de las entrevistas de nuevo pero esta vez desde el punto de vista contrario, el del personaje y su gabinete, departamento o persona de prensa.
Ya sabes que tu opinión es de gran importancia para mí. ¿Qué trucos añadirías a los expuestos? Como público, ¿qué errores y virtudes observas en las entrevistas por parte de los periodistas en medios de comunicación y sociales?
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