Levantas una piedra de Madrid y allí se celebra un evento. Es una realidad que, imagino, se producirá igual en ciudades como Barcelona o Valencia. Son de diversa temática y de campos que abarcan desde los medios sociales a la abogacía, al Periodismo, a la Comunicación,… Todos los profesionales tienen los suyos y, si dispusiéramos de tiempo, sería relativamente fácil estar ocupados a diario.

Evento Inspiration Day 2013

Al final, se producen dos casualidades curiosas: acabas coincidiendo más o menos con las mismas personas y los más interesantes se celebran en la misma jornada. ¡Cómo si no hubiera suficientes días en el año! Perdona por la reflexión previa pero ¿a qué es verdad?

Ya en Bloggy Mary hemos hablado sobre networking durante las comidas de negocios y las “charlas de ascensor” (elevator pitch), sobre cómo aprovecharlas para construir redes de interés y dar a conocer nuestros productos y servicios.

Sin embargo, hoy quería incidir en algo más, en esos instantes en los que los eventos hacen una pequeña parada para tomar un café, ir a comer, etc. ¿Cuál crees que es el Protocolo para acercarnos a las personas que nos interesan?

Hay dos posibilidades previas: que conozcamos a alguien que nos presente o bien que no sea así. La primera de ellas es la opción ideal, aunque podemos dar al traste con esa ventaja si no sabemos aprovecharla.

Pongamos que en el evento se ha hecho una parada para tomar café. El tiempo suele ser corto y las personas a conocer muchas, entre ellos, por ejemplo, los ponentes, que se ven avasallados por, en algunos casos, multitudes que quieren hablar con ellos.

networking durante la pausa para el café

Aquí, el contar con un intermediario te ahorra tiempo de espera y crea un inmediato interés hacia ti. La persona que nos presenta debe hacerlo con nombre y primer apellido y tener preparada una breve introducción de dos frases que vincule a ambas partes. A partir de ahí, te toca hablar. Intenta ser breve porque no serás el único o la única que querrá hacer lo mismo.

Por lo tanto, olvídate de las demostraciones en la tableta, de enseñar tu dossier de empresa, de mostrar las fotos en el móvil o de abrir la web corporativa a menos que tu interlocutor te lo pida. Se trata de una primera toma de contacto, no de venderle tu libro. Desde ahí, utiliza las redes sociales y el correo para empezar a interaccionar y pide una reunión si lo crees necesario, pero evita extralimitarte con los tiempos. Lo más probable es que el pobre ponente también quiera tomarse un café con cierta tranquilidad.

Eso sí, puedes entregarle tu tarjeta y solicitar la suya. Será la manera más optima en que tendrás sus datos, como una especie de invitación para continuar en otro momento más oportuno.

plantear una reunión

Ahora bien, qué ocurre cuando el intermediario no existe. En esos momentos, suelo armarme de paciencia y esperar mi turno en la cola de personas que quieren hablar con el ponente, por continuar con el ejemplo que te he puesto. Eso sí, voy pertrechada con una buena sonrisa e intentando evitar la escucha de conversaciones ajenas, manteniendo la distancia más apropiada para que, por una parte, mi futuro interlocutor sepa que estoy ahí y, por otra, no moleste, ni oiga algo que no me concierne.

Lo habitual es que sea el ponente el que te invite, con un gesto, una mirada o de palabra, a acercarte. Una vez que tienes el beneplácito, el sistema es semejante. Te presentas con nombre y primer apellido, das la mano o dos besos pero que sea él o ella el que decida entre una fórmula de saludo u otra, y haces una introducción en la que explicas por qué quieres conocerle. El tiempo de espera aprovéchalo precisamente para preparar el inicio de la conversación.

Al igual que ocurría antes, sé breve, conciso y considerado hacia el derecho que tienen otras personas que se encuentran justo en la misma tesitura que estabas tú unos momentos antes y hacia el propio ponente. La empatía siempre es una buena idea y suele dejar una imagen positiva en alguien que no te conoce de antes. Una buena primera impresión abre muchas puertas.

Más tiempo existe en la hora de la comida. Pero aquí te puedes encontrar con varias dificultades. Los ponentes suelen estar invitados por la organización en sitios desconocidos por los asistentes. En caso de que no sea así, hay pocas esperanzas de que te inviten a sentarte con ellos y menos si eres aún un desconocido.

Es una ventaja, en estas tesituras, ser activo en las redes sociales porque abren muchas puertas. Aunque aún no hayas interaccionado cara a cara con alguien, si has mantenido conversaciones y tienes cierta relación a través de estos canales, es más fácil acercarse, en cualquier momento, y decir, “hola, soy María Rubio, mariarubiom en Twitter” (en mi caso). Además, sueles avisar antes de que le vas a saludar con lo que tienes más de la mitad del camino ganado.

Si no se ha dado el caso de un contacto previo, también existe la opción de tuitear sus palabras durante la ponencia, en el caso de que ya la haya dado, y establecer ahí el diálogo, e incluso decirle que luego te gustaría hablar con él, durante el descanso que sea.

Por ejemplo, en el evento del que te hablé la semana pasada, estaban José Facchin, al que ya tenía el gusto de conocer en persona, y a Vilma Núñez, a quien sigo desde hace tiempo. Conmigo estaba Pablo Morgade, que no les conocía a ninguno de los dos pero que sí había mantenido varias conversaciones con José. Así que quedamos con ellos a través de las redes durante el evento, y nos invitaron a ir a verles al restaurante donde estaban. La “desvirtualización” entre Pablo y José fue genial y, al final, terminamos comiendo con ellos y con otros ponentes, incluyendo a Vilma. Es la magia de las redes sociales.

comida en #inboundmarketing #IMMI15

De izquierda a derecha y de más cerca a más lejos, José Facchin, Víctor Martín, Vilma Núñez, Elia Guardiola, Miguel Florido, Jorge González, yo, Pablo Morgade y Teresa Alba

Resumiendo:

  • Mejor si una persona conocida común te presenta.

  • En caso contrario, ármate de paciencia y mantente justo en la distancia apropiada para no escuchar conversaciones ajenas pero que tu objetivo sepa que estás ahí. Y espera a su señal para acercarte.

  • Las redes sociales permiten romper la frialdad de cuando no conoces cara a cara a alguien.

  • Sé breve en las explicaciones y no vendas tu libro. Es el momento oportuno para poner en práctica el elevator pitch que te has preparado 😉 pero siempre enfatizando los puntos que os unen y en la razón por la que quieres conocerle.

  • Ten consideración con el resto de personas que están esperando también para hablar con tu interlocutor.

  • Contacta después con él para reuniros si ves la posibilidad de hacerlo, bien a través de los medios sociales o por correo electrónico un vez que os habéis intercambiado tarjetas.

Y ahora es el momento de que te escuche a ti. Espero tu opinión al respecto, las anécdotas que quieras contarme y si añadirías algún otro punto al resumen. Por supuesto, te agradezco también que compartas esta entrada, si te ha gustado.

María Rubio