“Allí donde fueres, haz lo que vieres”. Este refrán creo que deberíamos grabárnoslo a fuego en la cabeza cuando viajamos, sobre todo al extranjero, por supuesto, dentro de un orden… Ahora que te vas de vacaciones, qué tal recordarlo para evitar incidentes internacionales que te las arruinen.
Piensa un momento en esos chavales (y no tanto) que llegan a España, se emborrachan, arman camorra, no respetan nada,… Y ahora pregúntate una cosa, ¿es la imagen que quieres dar tú cuando sales fuera? ¿Es así como quieres comportarte?
Vale, sí, la idea es desconectar y divertirnos pero, para ello, no es necesario ser descortés e irrespetuoso, al contrario. El mostrarte interesado por las costumbres de los habitantes nativos puede significar un enriquecimiento mutuo que convierta tu viaje en algo muy especial.
Ya lo dice el código ético de la Organización Mundial del Turismo (OMT), un organismo especializado de Naciones Unidas, en su artículo 1: “Los agentes del desarrollo turístico y los propios turistas prestarán atención a las tradiciones y prácticas sociales y culturales de todos los pueblos (…) y reconocerán su riqueza. Las actividades turísticas se organizarán en armonía con las peculiaridades y tradiciones de las regiones y países receptores, y con respeto a sus leyes y costumbres”.
Por supuesto existe la contrapartida del país receptor pero no es el objeto del Bloggy Mary de hoy, sino el Protocolo que debes seguir cuando viajas al extranjero. Sobre las ideas generales, puedes leer la entrada que publiqué el verano pasado.
Lo primero, además de informarte sobre las vacunas que puedan ser necesarias, es conocer tu destino. Los usos y costumbres, en especial cuando vas a países con culturas muy diferentes a la occidental, deberías tenerlos muy presentes. Es fácil enterarse de cuáles son con una simple búsqueda en Internet, yendo a la embajada del país en cuestión, en la agencia donde lo contratas, etc. Pero si quieres tenerlo todo en un mismo lugar sin mucho mareo, tu página es al del Ministerio de Asuntos Exteriores.
El año pasado, tuve la suerte de pasar unas estupendas vacaciones en Riviera Maya, México. Las costumbres y el idioma, en general, no suponían ningún problema y se trata de un lugar tranquilo y de ensueño. De todas formas, hacía poco que se habían producido las violaciones de las españolas en Acapulco y algunos turistas habían sido secuestrados. Así que me metí en la página del Ministerio y estuve indagando.
Encontré México en la búsqueda por listado de países y allí me venían enlaces a la embajada, una ficha del lugar, recomendaciones de viaje y los consulados que hay. Cuando entré en las recomendaciones, podía ver notas importantes, documentos y visados necesarios, saber sobre seguridad en la zona, encontrar consejos sanitarios, explicaciones sobre la divisa, direcciones y teléfonos de interés, y un apartado que se llama “Otros”, donde me explicaba la legislación sobre drogas, los posibles problemas de fenómenos naturales, los alimentos, las demarcaciones de los consulados, y un largo etcétera de puntos interesantes. Todo está bastante actualizado.
Además, muy importante, incluí mis datos y los de mis acompañantes en el registro de viajeros. Es un paso que deberíamos dar porque si existe alguna eventualidad durante nuestra estancia, pueden contactarnos. Así estaríamos localizables y tendrían una mayor constancia de nuestra presencia.
La primera vez, te piden que te registres con tus datos. Para las siguientes, basta con introducir el usuario y la contraseña para poder informar de nuestros posibles movimientos mientras estemos allí: me cambio de hotel a los dos días y será este, me moveré de tal región a tal otra y podrán localizarme de esta forma,…
Para el presente año, el organismo gubernamental ha editado un tríptico en el que te explica los pasos a seguir antes y durante el viaje. Los tienes con mayor amplitud clicando aquí. En resumen, son los siguientes:
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Prepara la documentación necesaria. Evidente.
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Hazte un seguro médico y de viaje. Hay países con los que la Seguridad Social de España tiene acuerdos pero otros muchos no y pueden surgir problemas que nos causen un gran dispendio económico. Aparte, cabe la posibilidad de que perdamos el equipaje, algún vuelo, etc. Plantéatelo por tu tranquilidad.
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Si vas con menores, ten presente que en los lugares de destino pueden hacer un análisis completo de los documentos para evitar incidentes con la patria potestad, por ejemplo. Ten a mano los justificantes, autorizaciones, libro de familia o lo que sea (dependerá del país).
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Lleva los medios de pago suficientes y que no te pase como a mí. Utilizo tanto mi tarjeta de crédito que se me olvidó el código PIN, por lo que tuve que estar tirando de mi amiga para realizar algunos desembolsos aunque, en principio, creí que llevaba dinero suficiente.
¿Y durante el viaje? Está claro, disfrutar mucho, conocer el país y a sus gentes pero con el máximo respecto a sus costumbres, con especial énfasis en la vestimenta y siendo muy cautos “en lo referente a las creencias religiosas, puesto que determinadas actitudes pueden ser fuente de malentendidos y de situaciones incómodas”.
Ya sabes, sentido común: olvídate de llevar drogas, cuidado que no te las den (esos paquetitos de desconocidos o conocidos recientes) o te las cuelen en el equipaje de mano, a ver qué regalos te traes a casa, no sean ilegales (que te den todos los papeles y comprueba que son válidos), y no te digo nada de determinadas prácticas sexuales. Las legislaciones locales son las que son y, te gusten o no, has de respetarlas, al igual que exiges que hagan lo propio cuando sus habitantes vienen aquí.
Y revisa lo qué hacer en caso de emergencia y qué puede o no puede hacer el consulado: a veces les pedimos servicios que bastante alejados de sus atribuciones.
Recuerda, unos simples protocolos de comportamiento y unas pequeñas medidas de seguridad te garantizan un viaje placentero, que cumpla con todas tus expectativas. Mi consejo: infórmate, infórmate y vuelve a informarte; utiliza tu sentido común; respeta aunque no compartas; y desconecta para volver con las pilas cargadas y la maleta llena de experiencias maravillosas para contar.
¿Se te ocurre algún otro consejo más que añadir? Gracias por comentar y por compartir (nunca mejor dicho).
María Rubio
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