Qué es para ti la música. De qué tipo de gusta. Cuando escuchas una de tus canciones favoritas, qué sientes, qué te hace sentir. Piensa un segundo en las preguntas precedentes e incluso, antes de contestar, escucha tu melodía, esa con la que te identificas, que mueve todo dentro de ti. ¿Ya lo tienes?

Claves para que la música marque la diferencia en tu evento

Fíjate: puede entristecerte, alegrarte, llenarte de energía, hacerte llorar, ponerte la carne de gallina; puede hacer que tu corazón lata a mayor velocidad, conseguir que bailes a solas o en compañía. Te acerca a los que quieres, te trae recuerdos mejores o peores, incluso tiene capacidad terapéutica,…

Ahora dime, si los eventos son experiencias, ¿debería la música estar presente en la mayoría de ellos (ojo, no en todos)?

Es evidente, por supuesto que sí.

Hace un par de años, en esta entrada de Bloggy Mary, reflexionábamos sobre cómo las empresas deberían identificarse con un color, un olor y un sonido a la hora de comunicar. Hoy, en cambio, me voy a centrar en la música más allá de la marca, que, como es normal, debería tenerla presente en los eventos corporativos.

Pero fuera de ella, de la propia de la organización, dotar a un acto de varios tipos de música o de una sola, funciona muy bien. Y lo hace por varias razones:

  • Sirve para separar las diferentes partes del evento o para permanecer en segundo plano para generar ambiente.

  • Anima a participar o a escuchar, según.

  • Ayuda a que el evento permanezca más tiempo en la mente de los que han asistido.

  • Como hemos visto, provoca emociones.

A la hora de elegirla, no vale cualquier capricho de la persona que decide sobre ella. Al igual que ocurre en cualquier otro de los elementos que configuran un evento, es preciso una estrategia que debe responder a varias preguntas, a saber:

  • ¿Necesitas o no tener música? Es lo primero que debes decidir. Una junta de accionistas puede requerir que, mientras empieza, pongas la melodía corporativa pero que luego no necesites nada más. Y, por eso mismo,…

  • Qué tipo de acto estás organizando. No es igual una fiesta de empresa, que una boda, un congreso o una conmemoración institucional.

  • A quién va dirigido. El público asistente siempre debe estar en tu cabeza. Recuerda que hay que ofrecerle experiencias inolvidables. Ten presente su edad, el perfil perfil personal o/y profesional que tiene, etc.

  • Cómo y para qué la vas a utilizar, ¿para fomentar la participación? ¿Para separar las diferentes partes del acto? ¿Para que exista cierto recogimiento? ¿Qué sensaciones quieres provocar? ¿Qué finalidad persigues con ella?

  • De qué recursos dispongo en el lugar de celebración. Si es pequeño, meter a un grupo puede ser una pésima opción. También has de mirar las capacidades técnicas de que dispones o tienes posibilidad de disponer. Hay ocasiones en que el local te impone ya una determinada decisión.

  • ¿Música en directo o grabada? La primera siempre ofrece una mejor experiencia y recuerdo entre los asistentes, pero dependerá del presupuesto que tengas, y de si es necesaria o no y hasta qué punto. En el ejemplo de la primera pregunta, en realidad, es absurdo contratar a un grupo… o no, depende de tus objetivos, como siempre.

En este último punto, si te decides por el directo, deberías pensar si es mejor un DJ o un grupo. El primero siempre ofrece una mayor flexibilidad, es más informal y, por lo general, supone un menor desembolso. El segundo, en cambio, genera un mayor impacto. Es decir, cada elección tiene sus pros y sus contras, que habrás de sopesar.

notas de música - partitura

Una vez que tienes claras las respuestas, toca elegir el repertorio más apropiado. Existen, y lo sabes bien, muchos tipos de música pero, para que te hagas una idea, esta es la relación entre los más importantes y el evento que quieras organizar:

  • Clásica: es más formal y tranquila. Muy apropiada para poner en el inicio y en el final.

  • Jazz: sirve para dar ambiente a un networking, por ejemplo. Genera una atmósfera elegante y sofisticada.

  • Blues y swing: para actos en los que necesites que sean más dinámicos y “frescos”.

  • Electrónica: es perfecta cuando quieres romper, ser más innovador y moderno.

  • Bandas sonoras: si son épicas, acompañan a una recogida de premios, a una entrega de medallas, etc.; cuando son más suaves, pueden estar de ambiente durante la comida de una boda, etc. Juega con ellas.

  • Baile y comercial: pues eso, fomentar que los asistentes salgan a la pista y lo den todo, como si no hubiera un mañana.

También tienes pop, rock, new age, folk, etc. Se trata de jugar con aquellas que mejor experiencia ofrezcan al público según todos lo que hemos visto.

Por último, has de tener presente el tipo de evento. Así, en uno de carácter social, la música debe estar en segundo plano y, por lo tanto, con un volumen tirando a bajo y ritmos tranquilos. Para los empresariales, sirve para completar el ritmo. Mientras que para los institucionales, dependerá del carácter de estos; la temática es la que dicta el repertorio.

Recuerda que en los detalles está la diferencia, que muchas veces menos es más y que sería una pena pensar, al final de un evento que hayas organizado, ¡qué bien hubiera venido aquí meter un poco de música!

¿Te animas a responder a las preguntas que te he ido haciendo a lo largo del artículo? Gracias por tus comentarios, aquí y en las redes, y por compartir la entrada si te ha gustado.

María Rubio