Hoy hace 4 años y 3 días en que se produjo la mayor matanza de periodistas y trabajadores de Medios de Comunicación en una sola jornada, mientras cubrían unas elecciones locales. Fue en Filipinas, un 23 de noviembre de 2009. Treinta y dos muertos fue el triste balance. Y van quinientos en la última década.
La pasada semana, me topé con una guía para estudiantes, escrita por la UNESCO, sobre la Libertad de Expresión. Al tiempo, la Fundación Ciudadanía y Valores (FUNCIVA) publicaba su primer informe que tenía el mismo tema como protagonista, con datos referentes a la prensa española.
Aunque el Día Mundial de la Libertad de Prensa se celebra el 3 de mayo, esta conjunción de estudios y fechas me ha llevado a reflexionar sobre algo tan importante como el Derecho Universal que encabeza esta entrada de Bloggy Mary.
Empezaré por el final. FUNCIVA ha puesto en marcha un observatorio sobre la libertad de expresión, dirigido por Justino Sinova. El objetivo que buscan es el análisis de este punto desde la perspectiva de los Medios de Comunicación españoles, lo que ya supone, de por sí, un cierto sesgo. Se han encontrado con que los principales métodos para violarla no han cambiado con el tiempo, si acaso se han sofisticado algo: agresiones contra los mensajeros (léase periodistas, blogueros, etc.), acosos a los medios y abusos en nombre de esta libertad.
Lo que han notado en el estudio es que hay un número excesivo de informaciones sobre este derecho relacionadas con los medios. Además, se constata que la prensa de ámbito nacional se hace más eco de este tipo de noticias que la local seleccionada, en concreto: La Vanguardia, El Periódico, El Heraldo, La Voz de Galicia, el Diario de Sevilla y El Correo.com.
Esto puede tener explicación en otro punto del estudio, cuando se indica que las noticias en las que la política actúa directamente suponen un 30% del total. Aunque no lo han explicado en las diferentes conclusiones, suele ocurrir que los medios locales son más “influenciables”, políticamente hablando, que nacionales del estilo de ABC, El País, El Mundo o La Razón. De hecho, la libertad de opinión se relaciona con la influencia política en el 20% de las informaciones analizadas.
Asimismo, se destaca en el informe que en los países democráticos desarrollados, la libertad de expresión se asienta rompiendo otros derechos fundamentales.
Te recomiendo que lo leas con tranquilidad porque, a pesar de lo sesgado del planteamiento, las conclusiones podrían ser válidas, por lo generalistas, ya que es imposible que lleguen al detalle precisamente por lo que te he expuesto.
Me fijaré ahora, si te parece, en la “Caja de herramientas para la libertad de expresión”, una guía para estudiantes, editada por la UNESCO y traducida al inglés, al francés y al español, con algunos fallos lingüísticos en este último caso.
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Recordemos, como se señala en el Prólogo, que “La UNESCO es la Agencia de las Naciones Unidas con el mandato especializado de promover la libertad de expresión y sus corolarios, la libertad de prensa y la libertad de información”. Así, el objetivo que se persigue con esta guía “es una continuación de este permanente esfuerzo”.
A pesar de que va dirigida a estudiantes preuniversitarios, lo que cuenta y las preguntas que hace para crear debate entre los alumnos, son tan interesantes que deberíamos hacérnoslas, como periodistas, a diario. Te expongo algunas y me gustaría que, si puedes, las contestaras en los comentarios:
Y no te pierdas las que vienen en el cuadro de la página 30 (según la numeración del pdf).
El capítulo IV se dedica a analizar el papel que jugamos los periodistas y el Periodismo en la libertad de expresión. Hay un epígrafe que se titula “Perro guardián vs perro faldero” y otro donde se dan pautas para forma un consejo de prensa modelo, pautas que se recuerdan también en el anexo III. De verdad que muchos medios deberían leerse con atención los consejos que se citan tomando, eso sí, “en consideración las singulares características locales”.
La guía no deja de lado el periodismo ciudadano, la persecución a los blogueros y a las personas que denuncian en redes sociales, y un punto muy importante, sobre todo para las nuevas generaciones: insta a que cada uno de nosotros seamos baluarte de la libertad de expresión con actos, y no quedándonos de brazos cruzados. No te pierdas este párrafo, que no tiene desperdicio: “La apatía, o sea el estado de indiferencia, o simplemente el no preocuparse acerca de lo que pasa en nuestro alrededor, son actitudes peligrosas. Todos tenemos un papel que desempeñar y cada aporte ayuda. Muchos de los cambios ocurridos en el mundo fueron desencadenados por los esfuerzos de personas en forma individual”.
Por supuesto, hay un punto en la guía que trata sobre los límites a este derecho y el porqué son necesarios, además de una parte en la que se da un caso práctico para que los alumnos lo trabajen.
Estamos presenciando como, en España, en nuestro propio país, el poder político está, cada vez más, interfiriendo en los Medios de Comunicación con regulaciones como la ya comentada aquí, en Bloggy Mary, sobre la ley de transparencia, cierres, concentraciones en grandes grupos mediáticos. ¿Nos vamos a quedar sin hacer nada?
Tras leer esta guía, he de confesarte que ha renacido en mí el espíritu reivindicativo. A pesar de estar dirigida a un público mucho más joven que yo, creo que debería ser de obligada lectura en las facultades de CC de la Información, en las de Comunicación y en los propios medios, para que todos nos hagamos las preguntas y practiquemos con los ejercicios que enuncia.
Mi enhorabuena a la UNESCO por esta caja de herramientas, necesaria para todos, fácil de entender, práctica y que lleva a reflexionar sobre la sociedad que estamos construyendo.
Y, recuerda, ahora es tu turno para ejercer la libertad de expresión. Tienes los comentarios para explayarte, pero siempre con el máximo respeto, ya sabes.
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