La idea de dar una vuelta de tuerca a la actualidad y reflexionar sobre ella sabes que está en el ADN de Bloggy Mary (nunca mejor dicho, ¿verdad?). Este es el objetivo de la entrada que ahora estás leyendo.

Empecé mayo preguntándome y preguntándote sobre quién debería asumir la responsabilidad de la gestión de las redes sociales en los medios de comunicación: ¿un periodista? ¿Un community sin formación en periodismo? ¿Un profesional que tenga formación en ambas disciplinas? Te invito a leer las conclusiones.

Hoy voy a ir más allá. Muchos periodistas tienen perfiles en redes, perfiles que son privados, ajenos a su lugar de trabajo. Es más, algunos son personas que tienen cierta o bastante fama y a los que se asocia con sus medios. Otros los utilizan como una herramienta, una fuente importante de información, y una forma directa de contactar con quien necesiten para elaborar y contrastar las noticias.

La libertad del Periodista para gestionar sus Redes Sociales

La reflexión que te propongo que hagas conmigo es si el medio de comunicación tiene derecho a pedir al profesional que utilice sus propios contactos para el beneficio del periódico, radio, televisión,… para los que trabaja. Y también si puede controlar lo que dice durante su actividad.

Leía en PRNoticias que a una periodista de BBC News, le habían retirado la cobertura de las elecciones europeas por unos tuits en los que escribía comentarios negativos hacia una de las formaciones que se presentaba. ¿Dónde empieza la libertad de la persona para gestionar sus propias redes y dónde la del medio para defender su imagen?

Hemos hablado anteriormente en el blog de la importancia que tiene para el periodista crearse una marca personal. La cuestión reside en si quieres que se te asocie con un grupo editor o si prefieres “ir por libre”. Las dos posturas, según lo veo, tienen ventajas e inconvenientes.

Puedes elegir la primera de ellas. En tal caso, es evidente que es difícil dar tu opinión con libertad, por mucho que dejes anotado en la “bio” del perfil que, aunque perteneces a una determinada redacción, las actualizaciones son tuyas y no de tu empresa. Se supone que estás trabajando allí porque aceptas la línea editorial que tiene, por lo tanto, has de ser coherente.

Libertad de expresión por sueldo

Cierto es que el estar en un medio no significa comulgar con la ideología que defiende. Tenemos la posibilidad de irnos pero, tal y como están las cosas en el sector, muy mal debes encontrarte como para arriesgar y pedir el despido. Es decir, no te queda otra que ceder parte de tu libertad de expresión en beneficio del sueldo mensual.

Además, creo que, por conciencia, debería ser así. Imagina que un redactor de ABC decide arremeter contra la monarquía, ¿no le chocaría esa postura a sus seguidores? A mí me parecería fuera de lugar.

La otra opción consistía en únicamente presentarme como periodista sin desvelar el medio para el que trabajo. En tal caso, habría dos posibilidades: que por mucho que lo escondas, tu red de contactos te relaciona con la empresa; o bien, que no sea así.

Cuando eres relativamente o muy conocido y, al ver tu nombre, de inmediato aparece el de tu empresa, poco puedes hacer. Por ejemplo, Pedro J. Ramírez, haga lo que haga, estará unido al diario El Mundo. En tal caso, también se te presentan dos alternativas. Una es actuar como ya hemos mencionado, limitando tu libertad de expresión.

Usuario y contraseña

La otra es darte de alta con un seudónimo. A menos que no te importe tu marca personal o que seas tan conocido que se vuelva irrelevante, puede traer, desde mi punto de vista, más inconvenientes que ventajas porque es posible que cambies de empresa y de sector. De ahí la importancia de cuidar tu imagen.

Ahora bien, si quieres decir lo que piensas sin coartar tu libertad y, al tiempo, necesitas crear y cuidar tu imagen personal, tienes la opción de abrirte dos perfiles; uno sería con tu nombre y el otro con un seudónimo por el que no se te reconozca. Eso sí, llevar un par de cuentas en cada una de las redes en que te mueves, puede resultar un tanto bipolar y requiere tiempo.

Cuando eres muy conocido, como el antiguo director de Unidad Editorial, ya te da igual ocho que ochenta. Tienes tu marca más que creada y dices desde tu perfil lo que consideras oportuno. Es un lujo que pocos pueden permitirse.

Existe otro punto que aún no hemos tratado. Un periodista escribe en sus redes informaciones que se han publicado la empresa para la que trabaja y con las que, a priori, está de acuerdo y le parecen interesantes para sus seguidores. Pero, ¿y si el medio te pide que subas a tus cuentas noticias publicadas en él que están en contra de tus ideas?

La gran duda

Supón que trabajas para La Razón y apoyas la ley del aborto pero el periódico quiere que pongas en tus redes una información en contra, ¿qué haces? Porque una cosa es evitar escribir en tus perfiles sobre un tema determinado con el que exista confrontación respecto a la línea editorial del medio y otra muy distinta es que encima tengas, sí o sí, que subir algo con lo que estás en absoluto desacuerdo.

Desconozco si ha ocurrido algo así, pero es una posibilidad que hay que contemplar tanto por parte del medio como del periodista. Tal vez una negociación resuelva el problema, quién sabe.

Lo que está claro es que el profesional, por su propio bien, ha de estar en redes. Las ventajas son tan grandes que dejan pequeños los inconvenientes: contacto con las fuentes, encontrar noticias de interés, contrastarlas, recibir las opiniones de los seguidores, crear y desarrollar la marca personal,… Sin embargo, hay que tener presentes los problemas que nos pueden acarrear y buscar la forma de evitar que nos afecten.

Es tu turno, ¿qué harías si el medio de comunicación para el que trabajas te pidiera que subieras a tus propias redes sociales una noticia que es contraria a lo que piensas? ¿Lo harías o no? En caso de que no, ¿cómo lo plantearías en tu empresa para no acabar en la calle en el próximo ERE? Me gustaría conocer tu opinión.

Gracias por contestar y por compartir.

María Rubio