El pasado 2 de diciembre fue la fecha elegida por la AEDE (Asociación Española de Editores) para dar unas conferencias sobre el sector en las que se aprovechó para presentar el “Libro blanco de la prensa diaria 2014”. Y ya que hablamos de aprovechar, este hecho me sirve como excusa para hacer una reflexión sobre una parte básica del Periodismo y también el origen de este: los medios impresos.
No tuve la suerte de asistir a las jornadas donde, por lo visto, se apostó por un lujo impropio de un momento como el actual, y más con la que está cayendo en los periódicos. Tampoco he leído el informe completo (cuesta 43 €). Sin embargo, la nota de prensa emitida por la AEDE y las noticias aparecidas en agencias y medios, me permiten hacerme una idea de lo que allí se trató.
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De entrada, se destacó que aumenta el número total de lectores de diarios, si sumamos las versiones digitales y en papel, gracias a las primeras, claro, porque las impresas siguen cayendo en picado, al igual que la publicidad. No obstante, hablan de complementar unas y otras en este aspecto, cuando deberían pensar en un precio único que lo comprenda todo. También se expuso la necesidad de pagar por la información y de apostar por la personalización, tanto de las noticias que se ofrecen al público como de los anuncios.
Se echaron unos cuantos “balones fuera”, culpando de la situación a los buscadores porque restan lectores y rentabilidad; y al gobierno, como no, que debe dar más subvenciones y mayor protección, amén de regularizar mejor la distribución con nuevas leyes. Además, es necesaria una reestructuración de esta.
Por último, defendieron la importancia de los periódicos como un medio “creíble, riguroso y detallado”, algo que se ha trasladado a las ediciones digitales, de ahí que cuando sucede algo importante, el público se dirija a ellos, para informarse.
Hasta aquí, en resumen, lo que piensan. No sé qué te parecerá a ti pero para mí es más de lo mismo. Se siguen anclando en el pasado y no ven el futuro… o no quieren verlo, porque tontos, desde luego, no son. Vayamos por partes.
El formato impreso, aunque me encante, ha de desaparecer. Estamos en un momento en el que prima la actualidad. Siempre he apostado por el análisis de la noticia, nuestro punto fuerte como periodistas. Los diarios han de conjugar ambas. Algo que tiene un día de antigüedad, como mínimo, se ha quedado más que obsoleto. Además, lo digital permite personalizar (luego volveremos a ello) y ofrecer una serie de complementos, como vídeo y audio, que no tiene, por sus propias características, la versión en papel, a menos que empiecen a meter códigos QR, siguiendo el ejemplo de las revistas. Lo dejo ahí.
Una de las preocupaciones que he podido notar es la de cobrar o no por la información. Por supuesto, la idea de ellos que es que sí. Aquí voy a hacer una puntualización.
El acceso a la información, como derecho fundamental, debe ser libre y gratuito, ¿o solo pueden estar al día aquellos que puedan pagárselo? Ahora bien, cuando dicha información se elabora, hay un trabajo detrás que ha de remunerarse. Hasta el momento, la publicidad junto con un precio de adquisición mínimo, está permitiendo la supervivencia, cada vez peor, de los diarios. Sin embargo, es un modelo que debe cambiar.
Es cierto que periódicos y revistas son los únicos medios que pagamos. Eso nos ha acostumbrado a pensar en el todo gratis. Y tampoco ha ayudado el que se faciliten en la web los mismos contenidos que fuera de ella y no abonar nada. La culpa principal no la tiene el gobierno sino los grupos editoriales.
El problema reside en, como decía, que el modelo está caduco. Por el momento, radios y televisiones están aguantando, aunque con grandes pérdidas, pero no así los diarios. Ante este hecho, existen tres posibilidades: apostar por la publicidad personalizada, financiarse a través de suscripciones o aportaciones de los propios lectores (“por primera vez en la historia, el editor del New York Times registrase en 2012 más ingresos por venta de sus publicaciones que por publicidad”), y un formato mixto. Como ya hemos analizado con anterioridad este punto, no voy a ahondar ahora en él.
En AEDE hablaban de hacer “contenidos ad hoc que encajen con las necesidades del anunciante”. A mi entender, creo que es un error de bulto porque perderán lectores. Los contenidos han de responder a los requerimientos del público y permitir la máxima personalización. Con este, “atrapado” por la calidad, la publicidad llegará y estará tan segmentada como lo exija el anunciante, algo que solo puede hacerse en el mundo digital.
Lo curioso es que ellos mismos lo estaban argumentando en la presentación al hablar del caso Starbucks y del precio de sus cafés. Decían que “una cosa tan estúpida como tomarse un café”, cuesta cinco euros y que si estabas en uno de los establecimientos, sobre todo, en EEUU, podían pasar diez minutos sin que ninguno de los clientes pidiese el café hecho de la misma forma que los anteriores. Este es el objetivo que se marcan: pagar “cinco euros por el periódico de hoy”. Señores de AEDE, Starbucks personaliza según lo que solicita el público, no el anunciante, y le piden opinión y nuevas ideas. ¿Y ustedes?
Hablando de contenidos de calidad, los adjetivos de credibilidad, rigurosidad y detalle no se pueden aplicar al periodismo actual, sea impreso o no. Te remito a otras entradas de Bloggy Mary donde reflexiono sobre ello. Prefiero tocar otro de los puntos que se destacan en el libro y que, como no, tiene mucho que ver con todo lo que hemos estado comentando aquí: ¿son los buscadores los culpables de que los diarios pierdan lectores o ayudan a que los tengan?
Te voy a poner un ejemplo. Para documentarme hoy, he escrito en el buscador “Libro blanco de la prensa diaria 2014” y he entrado, además de en la página de la AEDE y entre otros, en las noticias publicadas por Europa Press, PR Noticias, El Mundo, El Confidencial (en dos informaciones), La Información, InfoBierzo y Todo eReaders. Como verás, son todos medios, algunos, como los dos últimos, hasta ahora desconocidos para mí. Creo que he contestado a la pregunta ¿verdad?
Finalizo hablando de la distribución de forma muy breve. Si la prensa escrita y las revistas tienen un futuro digital, ¿qué sentido tiene hablar de ello? Desaparecerá, al menos, como punto de venta de estos medios. Así pues, no existe razón para cambiar las leyes. Ni tampoco para que el gobierno “proteja” aún más a los grupos editoriales pues son empresas privadas, gestionadas de tal forma, donde el Ejecutivo ni entra, ni sale, ni debe hacerlo. Lo que sí tiene que asegurar es la existencia de unos medios de comunicación libres, algo en lo que es necesario trabajar mucho todavía, pero que mucho, mucho.
Pues ahora es tu turno. Cuéntame qué opinas de este informe y, por supuesto, si te gusta la entrada, aprovecha y compártela.
María Rubio
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