¡Hay que ver lo que nos gusta a los seres humanos hacer decálogos! En realidad, nos encantan las listas: los más famosos, los más ricos, los más tuiteros, las últimas tendencias,… Precisamente sobre este último punto, han aparecido dos informes / noticias en este último mes que hablan sobre el futuro de los medios de Comunicación: diez tendencias en los medios para los próximos diez años y trece claves para la supervivencia de los medios.
El primero de ellos es un estudio que han realizado The Guardian y SurveyMonkey, es decir, palabras mayores. Los resultados los puedes ver a continuación:
En resumen: seguirán las dificultades para rentabilizar la inversión; deberán centrarse en sus propias capacidades; falta de preparación para aprovechar el auge de los dispositivos móviles y lo que conllevan; el boom de los wearables; el aumento de la ceguera de los consumidores ante los banners; saber implementar el big data (¡cuántos palabros en inglés!); la tecnología siempre al servicio de la creatividad, que cobra cada vez mayor importancia; lo mismo ocurre con las redes sociales, que se adueñarán de la publicidad a costa de la televisión; la gestión y la regulación de los datos; y… diez años dan para mucho.
También puedes disfrutar de la presentación del estudio. Eso sí, está en inglés pero más o menos se entiende bien:
Por su parte, el segundo (¿trececálogo?) es una lúcida y a ratos polémica intervención de Robert Picard (nada que ver con el capitán de la nave Enterprise), un especialista norteamericano en la economía de los medios de Comunicación. Vamos, que sabe de lo que habla.
Expone trece claves como trece soles que son, en resumen y sin más explicación: contenido diferente, especializado, local y único; convencer a la audiencia de pagar para disfrutarlo; medir y cambiar de estrategia pero creando fórmulas propias y no copiarlas de los grandes medios; de ahí la necesidad de apostar por el I+D+i; medir todo y entender el impacto de las redes sociales; apostar por los jóvenes incluso por encima de los periodistas más veteranos; y, ante el exceso de información, hacer de verdad propuestas interesantes.
Si comparamos el decálogo con la charla de Picard, vemos que las diferencias son mínimas. Coinciden en la importancia de rentabilizar la inversión ante unos consumidores que se niegan a pagar por informarse; por qué habrían de hacerlo si les hemos acostumbrado al “todo gratis” y pueden mantenerse al día siguiendo determinadas cuentas en los medios sociales.
¿La solución? La proporcionan también ambos: contenido diferente, especializado y local, para lo que se necesitan soluciones de gestión de “grandes datos” de forma que se ofrezcan noticias más enfocadas al que las va a consumir. Es decir, se trata de segmentar y de dar a cada cual lo que solicita, bien estructurado y donde la creatividad tenga tanto protagonismo como la tecnología.
En esta dirección van muchos de los nuevos medios que han abierto los periodistas, como se refleja en el informe sobre la profesión que todos los años nos ofrece la APM (Asociación de la Prensa de Madrid): suelen ser de carácter local o bien especializados en determinadas temáticas.
Para fomentar la creatividad y la tecnología, puntos sobre los que hablábamos más arriba, los medios han de apostar por verdaderos departamentos de investigación y desarrollo, de forma que les den a sus consumidores justo lo que piden. ¿Sabes si alguno de los grandes lo tiene? Me da que suelen ser más áreas de informática, para resolver problemas en los ordenadores y demás maquinaria de las redacciones, que zonas donde se desarrolle el I+D+i empresarial. Por favor, corrígeme si me equivoco: me encantaría hacerlo.
Y no solo me estoy refiriendo a implementación tecnológica, sino también a verdaderos laboratorios creativos que permitan a los medios avanzar en soluciones que les acerquen a los lectores, televidentes u oyentes, según el caso. La tecnología ha de ser una herramienta, no una obsesión.
Desde luego, el formar un departamento de I+D+i está fuera del alcance de los más pequeños. Sin embargo, este hecho solo significa que toda la redacción ha de tener la posibilidad de ser creativa y eso solo se puede lograr cuando la dirección lo fomenta. Lo que es impensable, como resalta Picard, es que se copien las fórmulas que están siguiendo los grandes medios, ni siquiera adaptándolas. Cada uno ha de saber cómo acercarse más a su consumidor que, de hecho, no tiene por qué ser igual en ambos casos y lo normal es que sea diferente o busque cosas distintas en uno y en otro. En definitiva, se trata de conocer a tu público.
Ahora bien, el especialista norteamericano pide que se apueste por los jóvenes en detrimento de los periodistas más experimentados. Desde mi modesto punto de vista, eso es una barbaridad. Existen profesionales que se saben mantener a la última y tan creativos como puede ser un chaval recién salido de la facultad. Creo que hay que fomentar la interacción entre las generaciones porque suma, no resta. Sí que es cierto que, en varios casos, habría que jubilar a determinados periodistas, que se han quedado obsoletos, han perdido la ilusión por su trabajo (algo impensable cuando es puramente vocacional), se limitan a calentar el sillón y poco más. Ahí sí deben tener prioridad los jóvenes. Pero fuera de estos casos concretos, lo que a unos les falta lo suplen los otros y todos, en especial los consumidores, salimos ganando.
Por último, también se habla de mediciones. He de reconocerte que, aunque me apasionan las matemáticas, odio las métricas. No obstante, reconozco su absoluta necesidad porque si no sabes el camino que quieres coger, si desconoces en qué parte estás para alcanzar tus metas, cómo sabes si has llegado o te estás equivocando, cómo podrías rectificar si no estás comprobando que vas por el camino correcto.
La medición es necesaria más allá de la audiencia. Cada medio debe buscar qué medir según el fin que persiga. Cierto que todos buscarán vender, sea ejemplares, publicidad o ambos, pero el adn de cada uno es diferente ya que, en caso contrario, por qué habría de elegir el tuyo, si todos son iguales (cuidado, me estoy refiriendo a la línea editorial, no a los sesgos políticos). Sin embargo, se trata de ir más allá, de buscar las métricas que necesites para saber si vas por buen camino. Y en cada implementación que hagas, debes elegir aquellas que sean más precisas: interacciones con el público, qué se comparte en los medios sociales, si algún influenciador se hace eco,…
Supervivencia, futuro, qué será de nosotros dentro de una década. El pasado ya no existe, el futuro tampoco, por lo tanto, solo tenemos el presente para crearlo. ¿Qué vamos a hacer al respecto?
Como siempre, me encantará conocer tu opinión aquí y en las redes sociales. Así pues, gracias de antemano por comentar y por compartir.
María Rubio
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