Titular este artículo de Bloggy Mary como una de esas siempre infravaloradas películas de serie B, que tiene su encanto particular, va más allá de lo anecdótico. En ellas, hay máquinas mal diseñadas y con unos horrendos efectos especiales que asesinan, y dejan un rastro de gritos y sangre a su paso. Son películas que disfrutamos pero que nadie nos creemos. Con los robots en Periodismo, pasa algo similar.
Una simple búsqueda en Internet aunando ambos términos arroja seiscientos sesenta y siete mil resultados. No son muchos pero sí crecientes; solo en el último año se registraron una tercera parte lo que, si tenemos en cuenta que he encontrado alguna entrada anterior a 2014, muestra una tendencia al alza en la preocupación de los profesionales.
Pero, ¿de verdad serán una amenaza en un futuro próximo? ¿Lo están siendo incluso ya? Soy un tanto escéptica tanto con lo uno como con lo otro.
Hace unos cuantos años, me tocó escribir un artículo sobre las exportaciones de plátano de Canarias. Como no era de plena actualidad, se quedó un tiempo en el cajón durmiendo el sueño de los justos. De ahí lo saqué cuando ya no me quedó otra opción y empecé a redactarlo. Según estaba escribiendo, me di cuenta de que el texto era, más que aburrido, de auténtico sopor. Si lo sentía así, me dije a mí misma, los lectores se lo saltarán en cuando lean la primera línea.
Decidí entonces darle una vuelta de tuerca y busqué un enfoque, digamos, más… irónico. La verdad es que me divertí bastante. El resultado fue un buen número de felicitaciones de compañeros y lectores. ¿Crees que eso mismo lo podría hacer un robot?
He de reconocer que si en ese momento hubiera tenido a mi disposición uno de estos automatismos, no hubiera dudado ni por un instante en utilizarlo. Sin embargo, me tuve que estrujar el cerebro para sacar petróleo de una serie de datos aburridos y lo conseguí.
No obstante a lo anterior, he de señalar que para artículos cortos, menores de trescientos caracteres, sobre un montón de cifras económicas, electorales, deportivas o similares, quitan mucho trabajo a los profesionales. Y los medios consiguen un montón de historias en apenas unos segundos, sin “quemar” a los periodistas, que pueden dedicarse a otras informaciones más apetitosas. La cuestión es si lo hacen o no.
Reflexionábamos hace unas semanas, aquí, en tu blog, que el Periodismo de investigación ni está ni se le espera. ¿Nos enfrentamos entonces a un montón de breves, dispuestos unos al lado de otros, sin “alma”? Considero que, de momento y por mucho tiempo, estamos a salvo, al menos hasta que los robots de verdad sientan y padezcan como los humanos, que sean capaces de la ironía y de sentir empatía.
Es difícil imaginar a una máquina, tipo R2-D2 o C-3PO, haciendo una entrevista “cara a cara” y menos cuando el interlocutor ha sufrido una situación de horror en su vida. Me resulta complicado creer que un montón de «unos y ceros» puedan interpretar tendencias e ir más allá de los datos.
Las personas somos demasiado complicadas, en muchos sentidos, para los chips matemáticos y cuadriculados de un robot. Mal comparado, me recuerdan a Mr. Spock, de Star Trek, que, a pesar de ser mitad humano, tuvo que aprender a sentir porque no entendía nada de nuestras acciones, irracionales en su interpretación. Asimismo, queda mucho para tener un Data entre la “tripulación” de un medio.
Siempre pasa. Todas las herramientas que tenemos a nuestra disposición son buenas o malas según el uso que las demos. Una tijera puede servir para cortar tela y crear una maravillosa obra de arte, o para matar a alguien.
La inteligencia artificial (IA), bien utilizada, es muy útil cuando sustituye el trabajo rutinario de un profesional, en este caso, de un periodista. Como decía más arriba, esto le deja tiempo para dedicarse a redactar crónicas, reportajes o a realizar entrevistas, que exigen una mayor creatividad. Desde luego, se trataría de una oportunidad estupenda para todos.
Por un lado, los periodistas redactarían aquello para lo que han estudiado, en vez de noticias insulsas. Por otro, los medios conseguirían competir en rapidez con las redes sociales mediante los textos redactados por los algoritmos y, al tiempo, recuperarían su misión inicial: informar, dando todos los puntos de vista e interpretaciones, sobre un hecho noticiable. Con ello, conseguirían de nuevo atraer al lector / oyente / televidente que han perdido en este tiempo.
La semana pasada, hablando de reportajes, itespresso lanzó un análisis sobre la IA en el que descubría algunos mitos infundados y situaba otras consecuencias de la introducción tecnológica en su justa medida, sin catastrofismos absurdos, que los propios medios se encargan de alimentar. La influencia de la Ciencia Ficción es alargada, el desconocimiento amplio y, en consecuencia, el miedo crece.
Bien es cierto, ya yéndome fuera del ámbito estricto que nos ocupa, que grandes científicos, líderes mundiales e incluso expertos en este campo, han creado y firmado diversos manifiestos en los que muestran su preocupación por el desarrollo incontrolado de la IA. Algo que, por ejemplo, en el terreno armamentístico, sí que da verdadero pavor. También la Unión Europea está a punto de crear una comisión que regule, en la medida de lo posible, el desarrollo de esta tecnología para proteger al ser humano de los excesos que puedan derivarse de ella.
La prevención es importante pero también el evitar titulares terroríficos como el del ejemplo que ponen en el articulo al que me refería y que proviene de la revista Forbes: “Facebook AI Creates Its Own Language In Creepy Preview Of Our Potential Future” (“La IA de Facebook crea su propio lenguaje en un escalofriante anticipo de nuestro potencial futuro”). ¡Horror! Que vienen los robots asesinos.
Volviendo al tema. En lo que se refiere al Periodismo, como profesión, creo que estamos ante una excelente oportunidad para que los medios retomen su función; y respecto al redactor, tratará noticias que realmente aporten, más allá de la exposición más o menos acertada de los datos. Pero, por favor, situemos estos avances en su justa medida, tanto en lo interno como en las informaciones que damos para evitar fomentar el miedo del público y tener así más audiencia porque, al final, se volverá contra nosotros.
Tú turno. ¿Piensas, como yo, que la IA, bien utilizada, significa un importante beneficio para el Periodismo y los periodistas? ¿Qué le ves de positivo y de negativo en su implantación creciente dentro de las redacciones?
Gracias por tus respuestas y reflexiones en los comentarios, y por compartir la entrada de Bloggy Mary si te ha gustado.
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