Con la aparición de los medios sociales, los usuarios hemos cambiado la forma en la que nos informamos de lo que sucede en el mundo en la actualidad, donde hasta hace más bien poco, delegábamos a una serie de profesionales pertenecientes a medios de comunicación la única vía para informarnos, contando únicamente con la cobertura que nos ofrecían desde los mismos. Hoy día podemos tener en cuenta las informaciones que nos pueden proporcionar cualquier otro usuario de cualquier parte del mundo, participando activamente dentro de las comunidades donde podemos aportar noticias a través de diferentes enfoques, generando debates alrededor de las mismas”.

Así empezaba una noticia ofrecida por wwwhatsnew.com sobre un servicio llamado Reported.ly. Perdona que sea tan larga la mención pero creo que merecía la pena trasladarla tal cual porque, a mi modo de ver, no tiene desperdicio.

Todo el mundo no es periodista

Por lo visto, ahora cualquier persona es supuestamente un periodista. La formación no importa. Tampoco que la información esté o no contrastada. Cualquiera puede lanzar un rumor sin fundamento y al minuto haberse extendido por todo el mundo como si de una noticia real se tratara. El resto del artículo sigue en la misma línea y, según lo leía, no tenía muy claro si reír o llorar, aunque notaba como la ira crecía en mí por momentos.

No se trata, de verdad, de ser corporativa o tremendista, sino de pensar qué tipo de información, que recordemos que es poder, va a llegar al público, cómo se le va a manipular en cuanto alguien se dé cuenta de las posibilidades que ofrece la plataforma de marrás; se trata de responsabilidad.

Me puedes argumentar que ya se encargarán las redes sociales de desmentir las falsedades. Después de lo ocurrido con el ébola y con otras muchas noticias, me permitirás que sea bastante escéptica al respecto.

Sabes, nunca lo he ocultado, que soy muy crítica con la enseñanza del Periodismo que se hace en España. He rescatado de mi acerbo de documentos por leer, un escrito de Carlos Díaz Güell, exdecano de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad SEK, y publicado en Cuadernos de Periodismo. Te lo dejo más abajo para que lo leas porque no tiene desperdicio:

Recordé, según lo leía, que se había producido un fuerte rifirrafe en la Asociación de Periodistas de Madrid (APM), entre Carlos y Mª del Carmen Pérez de Armiñán, decana de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Por suerte, también tenía guardado el enlace al vídeo de YouTube del laboratorio de la APM en cuestión que intentaba debatir sobre los estudios de Periodismo en España. Te recomiendo que, si tienes un rato, lo veas porque las dos horas que dura a mí se me hicieron cortas:

Entre lo uno y lo otro, confirmé la impresión que siempre he tenido; tal y como están perfilada, la carrera no funciona. El problema, más que en la valía de los profesores, aunque había algunos horribles, o en la idoneidad de las asignaturas, creo que estaba en el criterio para impartirlas.

Según mi modesta opinión, un recién licenciado o graduado en Periodismo ha de saber localizar, contrastar y confeccionar la información, si esta es noticia, es decir, puede interesar al público, o no; desarrollo del espíritu crítico; tiene que redactar a la perfección, sin faltas de sintaxis, ni de ortografía, para agencia, radio, televisión, revistas y periódicos, sean digitales o no (te aseguro que no es lo mismo); debe conocer la suficiente tecnología para hacer vídeos y montarlos, sacar cortes de audio, manejar una mesa de mezclas y realizar buenas fotografías; y ha de tener un saber estar y una cultura general que le permita entrevistar por igual a un rey que a un taxista, y sacar de ello el jugo necesario, es decir, saber preguntar. Y, por supuesto, aprender la ética necesaria para ejercer su profesión. Ahí es nada.

Como ves, he introducido una parte que, hasta ahora, realizaban los compañeros de Imagen y Sonido. El porqué es, creo, evidente; las nuevas tecnologías, la escasez de recursos, la mala situación económica de los medios y el que, cada vez más, las diferencias entre prensa, radio y televisión se diluyen hacen que los periodistas tengan que saber hacer casi de todo. Ya cuando salí de la facultad, si ibas a pedir trabajo a una emisora como Los 40, te pedían que supieras manejar tu solita una mesa de mezclas, además de locutar, ahora ni te cuento.

Una vez aprendido esto durante los tres o cuatro primeros años de facultad, luego haría una especialización de un par de años más. En la actualidad, necesitas para ello pagar un máster, un grado o estudiar otra carrera. Para eso, me pongo con ella directamente y luego hago el resto: acabo antes ¿no?

Otro de los puntos en los que estaba muy de acuerdo con algunas de las personas que intervinieron fue en que ahora todo se engloba bajo el paraguas de la Comunicación, un grave error a mi entender.

Efectivamente, el Periodismo es Comunicación, pero no entendida, según la acepción actual, como Publicidad, Relaciones Públicas y Marketing… Que yo sepa, el Periodismo se da de tortas con el resto desde su misma concepción inicial, o debería dárselas: creo que hay pocas cosas más alejadas del Periodismo que la Publicidad y sé de lo que hablo, aunque tampoco hace falta muy sabiduría para notarlo.

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Durante el coloquio del laboratorio de la APM, se discutía sobre si el Periodismo era una profesión o un oficio. Menos mal que tampoco entraron mucho en ello porque, si nos ceñimos a la definición de la Real Academia Española (RAE), profesión es “empleo, facultad u oficio que alguien ejerce y por el que percibe una retribución”, mientras que oficio significa “ocupación habitual”, es decir, es lo mismo, ambas cosas.

Voy a más. Mira, cuando puedas, las definiciones de Periodismo y de periodista. En ellas destacan cuatro puntos principales, captación y tratamiento de la información, estudios o carrera, autorización para ejercer y profesionalidad.

La facultad, con las mejoras necesarias, junto con la experiencia, ofrecen la capacitación necesaria para llevar a cabo estas labores y aquellos que no se han formado, no deberían calificarse como periodistas ni siquiera pensar que lo son. Perdonen, dan información que debe ser contrastada, no noticias; son una fuente, no un medio, justo como la plataforma de la que hablábamos al principio.

El Periodismo ejerce una importante función social, cuando se ejerce con ética y consciencia. El hacerlo bien solo se puede aprender en las universidades y con su ejercicio profesional. Es la única vía. El resto solo son fuegos artificiales y formas de controlar algo tan poderoso como la información. No nos dejemos.

Como ves, estoy muy belicosa con este tema y me gustaría que me dieras tu opinión porque me puedo equivocar y estar ciega ante determinados puntos importantes que no he valorado.

Así que, gracias por comentar y por compartir.

María Rubio